ACEPTACIÓN.
Aceptar y permitir que otro tenga la razón y yo la
pierda es heroico. Dejar que sean otros los que hayan hecho las
cosas de forma correcta. No perder la paz interior y la alegría defendiendo mi punto de vista. No
importa si pierdo la razón mientras mantenga
la paz y la alegría en mi alma. Mi amor propio y mi orgullo no
pueden tener el peso en mi corazón.
Puedo renunciar a esta vanidad de estar
siempre en lo correcto. A veces me veo luchando para que me den la razón. Que lo digan que lo afirmen,
que expresen que soy yo el que está en lo correcto. Yo decido como reaccionar en
cada momento de la vida. Elijo el camino
que me hace más libre. Y quizás la postura más
difícil es ser capaz de ignórame. Dejar que me ignoren, pasar desapercibido, desaparecer de este mundo en
el que solo importa lo que se ve, lo que
destaca, lo que se oye, las
apariencias. Ser ignorado es una
actitud que me conmueve. Dejar que no sepan, que no conozcan que no me valoren y
aplaudan. Vivo buscando el éxito. Que todos sepan lo que valgo. Los que se
ignoran así mismos, los que pasan desapercibidos, son los que salvan
al mundo. Los que hacen obras de amor
sin que nadie los conozcan . Los que no buscan la luz de los
focos ni desean que su vida sea tomada en cuenta. Los
que renuncian en el silencio de esta vida. Los que se ignoran para que otros sean reconocidos.
Los que dejan los lugares importantes. El que deja que los demás destaquen
parece no contar. Quisiera tener ese valor. En este mundo en el que sólo parece
contar lo que se ve, lo que se hace público. Lo que se ignora no se ve. El que
deja que los demás destaquen parece no contar. Y es ese bien oculto el que
cambia el mundo. Me conmueven los que renuncian al reconocimiento para vivir
amando en silencio de esta vida.

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