CONOCER
NUESTRA HISTORIA.
En la vida es importante llevar cuentas de lo vivido. Recoger
mi historia y comprender de dónde vengo y hacia dónde sigo caminando. Es
importante conocer mi historia para quererme más, para aceptarme. Las
cosas no son así por casualidad. Hay un
camino recorrido, hay una historia llena de vida que no quiero olvidar. Cuando
miro hacia atrás comprendo muchas de las cosas que ahora
vivo. Me entiendo mejor desde mis
heridas y desde mis triunfos. Desde mis derrotas y mis victorias. Desde cómo soy al
comprender cómo me ha ido conduciendo Dios a lo largo de los años. Eso es sano, mirar hacia atrás
y agradecer. Buscar entre las rocas lo vivido y ver las raíces
que me dan la vida. Recorrer de nuevo
en mi alma los caminos ya
caminados y sonreír.
Yo necesito comprender la historia de mi propia Iglesia para amarla más. Uno no ama
aquello que no conoce. Y a veces puedo juzgar a mi Iglesia sin conocer sus orígenes y su crecimiento. Y lo mismo
me pasa con las personas. Me
quedo en la fachada que veo sin
comprender de dónde vienen, por qué actúa
de una determinada manera, cuál
es su historia verdadera por la que se comporta de esa manera.
Saber la historia personal y de los demás
me acerca a la verdad. Podrá
haber muchas decisiones
que influyeron en quién soy yo ahora.
Muchos pasos correctos y
pasos equivocados. Muchas cosas que ignoro de mi propio camino. Fui
libre para hacer ciertas cosas pero también estaba condicionado por mi familia,
mis amigos, el lugar donde vivía. Y aun
así actué movido por Dios. Y en esas decisiones se fue decidiendo mi camino,
Conocer mi historia no me ata a ella sin poder hacer otra cosa. Soy historia para
hacer. Soy un camino ya recorrido y otro aún mayor por pisar. En ese camino
decido teniendo en cuenta quién soy y todo lo que valgo. Detrás de esa historia
hay un Dios que guía mis pasos respetando mis decisiones y el ejercicio de mi
libertad. Me ama como soy y sé entonces que lo que mueve mi vida es el amor de
Dios. Sólo puedo estar agradecido porque Dios ha venido a salvarme y me
conduce.

Comentarios