En este mundo lleno de fango y de pecado,
donde triunfa lo oscuro y pierde la razón,
quisiera yo, Señor, contrito y desolado,
con toda mi amargura, implorar tu perdón.
¡Cuántas veces pequé y lloré arrepentido,
buscando, conmovido, regresar a tu lado,
pues mi vida era triste por haberte perdido,
y pasaban los días y vivía angustiado!
Mil veces perdonaste mis agravios pasados,
y mil veces, Señor, volví yo a recaer.
Yo quiero en este día, rendido y confiado,
regresar al redil, donde mora tu grey.
Y como el agua borra los pasos que, en la playa
quedaron en la arena, a la orilla del mar,
se borrarán, Señor, mis faltas y desvíos,
y pueda ya, tranquilo, descansar en tu paz.
Y sentir que, radiante, vuelve la luz del día,
que las amargas noches impedían contemplar.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Amén.
F. Menéndez Aguirre (Magnificat)
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