Sembrar semillas de Esperanza

 



SEMBRAR  SEMILLAS DE ESPERANZA.

Quiero tomarme en serio mi vida interior, mis  sueños y anhelos de cambiar este mundo. No lo podré cambiar con grandes frases. Tendrá que suceder todo en mi corazón. Necesito hacerme niño de nuevo. Volver  a ser inocente y puro. Volver a mirar la  vida con los ojos transparentes  de Dios, sólo dejándome conducir por Dios las cosas  serán más fáciles a mi alrededor. El pecado, la tentación, me apartan del amor de Dios. Mis pecados brotan desde mi egoísmo. Mi falta  de amor me convierte en una persona que se centra en su propio bienestar.

Hay muchas  guerras, falta paz. Hay muchas muertes de inocentes, hace falta justicia. Son  necesarias muchas almas buenas que combatan en esta vida con la fuerza del Espíritu. Me quieren hacer creer que el mal es más fuerte. Sólo vence si los que pueden hacer el bien dejan de hacerlo. Creo en el poder de la oración que cambia los corazones. Creo en el poder del amor que transforma muchas  vidas. Creo en la verdad  de aquellos que lo entregan todo por seguir a Jesús.

No tengo miedo a esta vida que no me pertenece.  Estoy de  paso y mientras tanto yo mismo puedo sembrar semillas  de esperanza cada día con  mi vida. Puedo crear con mi vida un ambiente sano. Las cosas  que digo, las  cosas  que hago. La forma  que tengo de tratar a las personas. Mis maneras. Mis hábitos. Mis fortalezas y mis debilidades. María  me necesita entero. No puedo prescindir  de mi historia ni  de mi fragilidad. No me suelta, no me deja ir, no permite que me aleje y que se enfríe mi corazón.

Antonio


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