Señora, estrella reluciente
que a todo el mundo guía,
guía a este, su sirviente,
que su alma en tí confía.
A canela bienoliente
eres, Señora, comparada,
de la tierra del Oriente
es olor muy apreciada.
A tí hace clamor la gente
en sus cuitas todavía;
quien por pecador se siente
llamando Santa María.
Señora, estrella reluciente
que a todo el mundo guía,
guía a este, tu sirviente,
que su alma en tí confía.
Pedro López de Ayala
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