ABANDONO EN LAS MANOS
DE DIOS.
Quisiera estar siempre en paz, sin miedo, tranquilo. Sé que dudar no me hace bien, ni tener miedo, el
futuro no lo tienen escrito unos hombres que pueden decidir cosas que me
afecten. Pueden cambiar mi realidad, para mal o para bien. Nadie tiene el poder
para cambiarlo todo. Sólo puedo decidir cómo enfrentar este tiempo de cambio.
¿Con paz. Con alegría, con entusiasmo, con optimismo? ¿O decido vivir sin miedo, con ansiedad, con insomnio,
temiendo perder la vida?
Hago una lista de las cosas que me preocupan. Lo escribo
todo, lo que me quita la paz, lo que me inquieta, lo que me turba, lo que me incomoda. ¿Dónde está la fuente de mi stress
y de mi ansiedad? ¿Quién decide cómo tengo que sentirme en cada momento?. He
dado poder a otros sobre mi vida. Otros son los que mandan sobre mí y me hacen
sentir incómodo, inquieto, esclavo. ¿Por qué voy a vivir angustiado? ¿Qué puedo
hacer ahora mismo para mejorar la realidad?. Nada, no puedo hacer nada. No
puedo cambiar lo que veo y hacer que las cosas sean diferentes.
¿En qué consiste la
verdadera libertad, la santidad última, la
pobreza que Dios me pide? Creo que tiene que ver con el abandono en las manos de Dios, con colocar mi confianza en Él. No
vivir atado con cadenas que no puedo romper. Me gustaría ser capaz de vivir con esa libertad, con esa santa indiferencia. ¿Y si no sucede lo que espero? ¿Y si pierdo todo lo que me
hace feliz?. Haré lo posible para que no suceda, haré lo que esté en mis manos.
Lo demás se lo dejo a Dios. Él sabe
mejor que yo lo que me conviene y hará feliz. Yo sólo me apego al presente como
un don pasajero. Suceden los días y los dejo ir sin querer retenerlos.
Creo en ese Dios que es dueño
de todo. Él es el que le da sentido a mi vida y no yo mismo. Sé que vivir como siervo suyo es lo que me salva
y me libera de la pretensión de ser todopoderoso. No quiero vivir con miedo ni
ansiedad. Me levanto hoy confío y dejo que mi vida descanse en Dios. Le pido
luz para saber qué cosas puedo hacer para
mejorar la vida y qué cosas no dependen de mí. Diferenciar entre las dos es una
clave para entender la vida. Si doy lo que tengo que dar lo demás vendrá por añadidura.
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