SAN JOSÉ.
San José no es un personaje
que destaque en los evangelios
por sus muchas palabras, al contrario, pasa desapercibido, sin hacer
mucho ruido, pero con un papel fundamental para el desarrollo del plan salvífico de Dios, su actitud de escucha a Dios y de disponibilidad ante Él servirán para
que los primeros años de la vida terrena de Jesús se desarrollen según el designio de
Dios. San José será, por tanto,
instrumento de Dios y canal por el que
la gracia, en Cristo, llegue adecuadamente a la humanidad, en colaboración con
la Virgen María.
La vida de San José, fue
una vida de descentramiento para que Dios fuera el importante,
convirtiéndose él, así en el custodio de los planes de Dios, al mismo tiempo
que guardaba y custodiaba a la Sagrada Familia
de Nazaret.
Su vida fue una dedicación a su familia con una protección
continua y una dedicación a los demás.
En esta festividad de
San José, tenemos muy presentes a los sacerdotes, su Patrón. Los sacerdotes
invitados a ser padres y hermanos, en especial consagración que han recibido por el
Sacramento del Orden. No sólo con la oración realiza su misión el sacerdote,
sino también con la atención que tiene con cada hermano que se presenta necesitado,
ya sea material o espiritualmente. El
sacerdote que se postra a los pies del
hambriento, del cansado, del agobiado, del triste, del desconsolado, del que no
encuentra sentido a su vida, repite el actual
de Jesús al buscar que ninguno se
pierda
El sacerdote sirve a
Dios como instrumento que refleja el amor misericordioso y las entrañas de un
Padre que busca que sus hijos se encuentren siempre resguardados y protegidos. Recemos de un modo especial por los
seminaristas que se preparan para ser sacerdotes. Que su vida pueda ser
toda ella una custodia y una búsqueda del bien de los hermanos y una
entrega a todos ellos, al modo del Buen
Samaritano.
También necesitan nuestra contribución económica para el
sostenimiento del Seminario y de los futuros sacerdotes. Seamos generosos.
Vivamos en la confianza de que San José realiza fielmente su
misión y cuida de su Iglesia. Pero no
nos contentemos solo mirar a este santo hombre, sino que, en este año, cada
uno de
nosotros siguiendo su ejemplo, podamos fortalecer diariamente nuestra
vida de fe en el pleno cumplimiento de la voluntad de Dios y desde ahí ser
`padres y hermanos, como San José.
Antonio
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