Se han roto los relojes,
las estrellas son devoradas por las tinieblas
y los gallos cacarean traiciones por doquier
profetizando grises alboradas.
Eres sudor, sangre, lágrimas,
cansancio, trasiego entre palacios
de injusticia, escarnio, soledad.
Soy espada, traición, corona,
miedo, impotencia, beso de Judas
y lágrima de Pedro.
Más yo quisiera ser
viento de tu espíritu
besarte en cada sagrario de la tierra,
arder de amor en los cirios noctámbulos
y perfumar tu vía crucis con saetas de vigilia.
Las horas se desparraman,
negras como la noche,
puras como tu clemencia.
! Estás tan blanco, tan tierno,
ahí, como un cordero,
esperando al matadero que me redima!
También yo estoy triste, contigo
mortalmente apenada:
no logro comprender
por qué te quiero tanto...
que me duermo.
Teresa Gutierrez de Cabiedes
Fuente: Magnificat. Número especial 18
Comentarios