FIESTA  DE LA SAGRADA FAMILIA.

El modelo de hogar que se nos propone es el de la Sagrada Familia de Nazaret, donde es acogido con gozo, nace y crece el Hijo  de Dios, hecho hombre. La Sagrada Familia es un hogar que, sin descuidar las cosas   de la tierra, tiene siempre los ojos puestos en las cosas del cielo. Cada uno  de sus miembros vive el proyecto que Dios pensó para cada uno  de ellos: José, su vocación de esposo y padre, María,  la de esposa y madre, y Jesús, la de Hijo. Todos acogiendo en todo momento la voluntad  de Dios Padre. Es un hogar humilde y libre donde Jesús pudo prepararse para su misión en el mundo.

La Sagrada Familia nos muestra cómo ese amor natural que encontramos en cualquier familia humana puede abrirse al amor eterno de Dios; siguiendo sus pasos, toda familia puede ser también el lugar en el que ya experimentemos desde pequeños la presencia  amorosa  del Señor.

Hoy, como siempre, el mundo busca referentes en los que mirarse para encontrar un sentido a la vida de las personas. La primera referencia que marca la vida de cualquier persona es la familia en la que nace  y se educa. Muchos hogares, al renunciar deliberadamente-en nombre de la  modernidad o por puro egoísmo- al modelo tradicional que representa la Sagrada Familia de Nazaret, han desnaturalizado la esencia de la institución familiar, desvistiéndola de valores espirituales y, con ello,  se ha provocado un desconcierto social en el que a muchos les cuesta  encontrar sus referentes. Y es que la familia cristiana no sólo concede importancia al cariño, a los cuidados y la promoción humana, sino también a los valores  de la fe, a la proyección de eternidad y, en definitiva a la herencia espiritual que marca la trayectoria y las esperanzas de una persona a lo largo  de su vida.

Miremos sin complejos  a la familia de Nazaret. La miramos para aprender de ella, pero también para invocar su protección sobre el matrimonio, la educación de los niños, la defensa  de la vida, la felicidad del hogar.

La  ayuda de Jesús, María y José sobre nuestras familias necesita seguir siendo invocada por los que tenemos fe y confianza en el futuro luminoso de la institución familiar cristiana. Sabemos que cuando la institución matrimonial y la familia entran en crisis, es la misma sociedad la que enferma, por eso necesitamos poner todos los medios a nuestro alcance para sanar las heridas y mostrar al mundo las posibilidades de la familia cristiana verdadero hogar que acoge, acompaña y sana, y es fuente  de gozosa felicidad.

Antonio

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