Dar buenos frutos

 


REFLEXIÓN.

DOMINGO XXVII     TIEMPO ORDINARIO CICLO A

DAR BUENOS FRUTOS.

En las lecturas  de este domingo escucharemos como el profeta Isaías y el evangelio, utilizando la comparación de la viña, nos recuerdan que la misma se le quitará  a los primeros propietarios, y le será  entregada a los que de verdad quieran trabajar en ella, a los que  de verdad quieran cultivarla. El Señor nos pide que ya que lo  hemos escogido, y nos hemos decidido  a seguirle, seamos lo suficientemente diligentes como para producir fruto, el Señor nos pone en su viña y quiere  que la cultivemos y la trabajemos. Y los frutos tienen que ser  buenas obras, nuestros deseos de ser mejores, nuestras ganas  de superación, nuestros  intentos  de hacer realidad lo que su evangelio nos pide. Estos son los frutos que el Señor quiere.

La necesidad de dar buenas obras es, una y otra vez, la llamada  que el Señor  dirige  a todos  sus seguidores, porque  aunque lo intentamos, nunca acabamos  de conseguirlo, y somos como la vid, que en lugar de dar uvas muchas veces damos agrazones, o  que en vez  de ayudar y cargar las cruces de los demás, ponemos otras sobre sus hombros, o que en lugar de defender la justicia, lo que es noble, no conformamos con pasar inadvertidos. Hoy el mundo, la Iglesia, las parroquias, los movimientos, lo que necesitan no son “cumplidores” sino testigos; no “los muy católicos” sino los que son un poco más practicantes.

Las diversas Comunidades y Movimientos católicos han iniciado  sus actividades  del nuevo curso, y reciben del Señor el encargo de trabajar en su viña, para dar fruto abundante. En sí, sabiendo que el mismo Jesús camina con nosotros. Es necesario comenzar esta etapa con ilusión, gozo y generosidad, los tiempos que vivimos actualmente son muy complicados, por diversos motivos, pero no podemos dejar nuestro compromiso evangelizador.

Nos ofrecemos al Señor y lo hacemos porque sabemos que nosotros sólo somos testigos suyos, queremos transmitir no nuestro mensaje sino el suyo, queremos descubrir cuál es el trabajo que el Señor nos invita a realizar en su viña.

“Dichosos los que se sienten llamados a trabajar en la viña  del Señor, porque serán generosamente recompensados”

Antonio

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