DOMINGO 25 TIEMPO ORDINARIO CICLO A
“Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son
mis caminos-oráculo del Señor-. Cuanto dista el cielo de la tierra, así distan mis caminos de los
vuestros, y mis planes de vuestros
planes”.
Este texto del profeta Isaías expresa la absoluta
transcendencia de Dios: de un Dios que sorprende, supera las expectativas de
los hombres, no se deja atrapar por sus
proyectos y previsiones, un Dios que no se pliega a los cálculos ni se deja
manipular. Un Dios que irrumpe en la vida del hombre, trastorna sus razonables
expectativas y sus humanos caminos, y lo lleva por derroteros que jamás hubiera
soñado.
A los hombres de ayer
y de hoy nos gusta tenerlo todo controlado, nos molestan los imprevistos y nos
desconciertan las sorpresas. Todo lo queremos reducir a nuestra medida y no
queremos que nada se nos escape.
Si pudiéramos, nos gustaría controlar a Dios, acomodar su
acción en el mundo y en la historia a nuestro modo de pensar; reducir al máximo
su libertad, acomodarlos a nuestras
expectativas. Nos cuesta dejar a Dios ser Dios, respetar su libertad,
acoger sus propuestas cuando éstas no
coinciden con las nuestras.
Pero Dios, con su divina pedagogía, una y otra vez se escapa
y nos sorprende, sus caminos no son nuestros caminos. Quiere que con humildad, aprendamos a acogerlo en nuestra vida sin poner
condiciones; que, aunque no comprendamos, nos fiemos de Él y sigamos su voluntad; quiere que rompamos nuestro
humano pensar para que, con generosidad y amor, nos abramos a su palabra y nos superemos a nosotros
mismos siguiendo sus caminos cumpliendo sus planes en nuestra vida.
El Evangelio nos pone
un ejemplo de ese actuar sorpresivo de Dios. Un propietario sale a contratar
obreros para su viña. Contrata en
distintas horas del día. Al recibir el jornal, los que más habían trabajado,
protestan al dueño de la viña. No les parece justo recibir la paga convenida,
porque a los últimos contratados les ha
pagado igual.
Y el Señor le responde
a uno de ellos: ”Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos
en un denario?. Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti.
¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos¿ ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?
Respuesta desconcertante desde los modos humanos de pensar. Pero muy clara. En el Reino de Dios todos están llamados a trabajar; y
Dios llama en todas las épocas de la historia y en cualquier edad de la vida. No hay privilegios ni derechos
adquiridos por haber sido llamados a la
primera hora. Dios no calcula como nosotros, rebosa amor y ejerce su libertad sin poner límites a
su bondad.
Aprendamos de Dios;
dejémonos sorprender por él, no pongamos
límites a su acción, no reduzcamos su
amor a la medida humana. Aceptemos con agradecimiento su paga y estemos
atentos a su llamada. ¡Ojalá nos
sintamos todos llamados a trabajar en su
viña!
En este domingo celebramos la Jornada Mundial por las
migraciones y refugiados, por eso le pedimos al padre todopoderoso que nos
conceda la gracia de comprometernos en favor
de la justicia, la solidaridad y la paz, para que a todos sus hijos se
les asegure la libertad de elegir si migrar o quedarse. Que nos
conceda la valentía de denunciar todos
los horrores de nuestro mundo, de luchar
contra toda injusticia que desfigura la belleza
de sus criaturas y la armonía de
nuestra casa común. Que la fuerza del
Espíritu Santo nos sostenga para que podamos ,manifestar la ternura del Señor a
cada emigrante que pone en nuestro camino
y difundir en los corazones y en cada
ambiente la cultura del cuidado y el encuentro.
Antonio
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