DOMINGO DE PENTECOSTÉS
VEN ESPÍRITU SANTO.
El Espíritu Santo es el mayor
regalo que el Padre nos ha
hecho a los hombres por medio
de Cristo. En la primera lectura se nos narra la llegada del Espíritu
Santo y la sorpresa que supuso `para todos.
Hoy, deberíamos sorprendernos nosotros, tanto como ellos, de ese Espíritu que
llega a cada uno. Ya no estamos solos, el Espíritu de Jesús vive y actúa en
todos los hombres y mujeres, en toda la creación. Esto ha de movernos a llevar, sin miedo, el mensaje del Espíritu allí donde nos encontremos.
La responsabilidad de la transmisión de la Palabra de Dios
es de todos, porque somos miembros de único Cuerpo, como nos dice S. Pablo,
bautizados en un mismo Espíritu y cada uno tendrá que responder de su tarea. Pentecostés no es una cosa de ayer. No es un recuerdo histórico. Es una
realidad viva para esta hora, para este mundo en el que vivimos. Tenemos todos,
y cada uno, que vivir nuestro
Pentecostés.
El Espíritu Santo que recibieron los Apóstoles de la Iglesia
naciente, es el mismo Espíritu que un día recibimos en nuestro bautismo, y el
mismo que hoy Jesús resucitado sigue
derramando sobre nosotros, para animar
nuestro caminar creyente y
renovar nuestro compromiso cristiano
Las claves de lo que es Pentecostés las encontramos en
el Evangelio de Juan: Igual que Jesús
penetra en el Cenáculo en medio de
personas aterradas por el miedo, así aparece hoy Jesús en nuestro corazón.
Vamos a dejarle entrar; Él nos trae el amor, la paz, la
fortaleza, la luz, la compañía…..y nos ofrece para siempre el Espíritu. Esta
donación nos debe ayudar a salir de nuestras propias cobardías e inseguridades. Desde este
momento, Jesús nos invita a vivir siendo
libres. Ya no hay lugar para condenar, ni juzgar. Ahora toca dar una palabra de
aliento liberadora y mostrar al mundo que Cristo está vivo y que su Espíritu
está con nosotros.
Que al igual que los
Apóstoles, reunidos en torno a María, en el Cenáculo, imploraron el Espíritu de
Amor, el Espíritu de la Esperanza, el Espíritu Santo, nosotros también queremos
implorar este Espíritu para que nos regale sus dones y nos de la fuerza para comprometernos a vivir
nuestra fe, a mantener la esperanza en estos momentos de tantas dificultades que está
padeciendo España y el mundo entero.
Recordamos también la
Jornada de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. Es una llamada a ser una
Iglesia en salida que camina tomando conciencia de Pueblo de Dios y de la
necesidad de ir al encuentro de los demás, dejándonos tocar por la realidad de nuestro tiempo y
sintiéndonos parte del mundo.
Antonio
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