DOMINGO 2º TIEMPO ORDINARIO CICLO A.
JESÚS ES EL
CORDERO DE DIOS QUE
QUITA EL PECADO DEL MUNDO.
Juan ha sido testigo
de excepción de la manifestación en el bautismo de Jesús en el Jordán; él ha
visto no sólo con los ojos de la carne, sino
también con los ojos de la fe. Por eso
su testimonio es muy importante y su testimonio lo dice todo de Jesús:
Jesús es el cordero de
Dios que quita el pecado del mundo.
Jesús es el Hijo de Dios.
Las palabras de Juan
no dejan lugar a duda alguna. Jesús es el Redentor del mundo. Lo expresa con la imagen del Cordero, en alusión al cordero pascual, que quita los pecados
cargándolos sobre sí.
Y su redención y liberación son universales: la acción salvadora de Cristo alcanza a todos los hombres. Él quita el pecado a
todo el mundo, a todos los que
acojan con fe su Palabra y vivan de
acuerdo con ella. Esta universalidad la
había ya anunciado el profeta
Isaías. En la primera lectura dice:”Es poco que seas mi siervo para restablecer
las tribus de Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago
luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la
tierra”.
Juan da testimonio de lo que ha visto con los ojos de la fe. También nosotros hemos de hablar
a nuestros contemporáneos de lo que hemos visto, o para ser más exactos, de lo que sabemos por la fe. Y ese
saber no es sólo conocer y creer que
Jesús es el Hijo de Dios y nuestro
redentor; es también haber hecho la experiencia en nuestra vida de que
Cristo realmente nos ha liberado, nos ha regenerado, nos ha hecho hombres
nuevos. Experimentar en nosotros los frutos
del amor redentor de Dios. Dar testimonio forma parte de nuestra
vocación de cristianos.
En la Eucaristía pidamos al Señor que no desoigamos su llamada a ser
sus apóstoles; que sepamos testimoniar a Cristo en nuestro mundo: que como
Iglesia que somos, en cualquier momento o circunstancia, estemos dispuestos a
dar razón de nuestra esperanza y
acompañar esas razones con la eficacia irrefutable de una vida impregnada de Cristo.
Pidamos por los frutos
de la Semana de la Unidad de los Cristianos, que lleguemos a formar un
solo rebaño bajo la guía de un único
pastor
Este domingo se celebra también la Jornada de la
Infancia Misionera, en la que de manera
especial la Iglesia en cada una de sus comunidades cristianas anima a los niños a vivir la fe y
ser testigos de Jesús en las
realidades donde se desenvuelve
la vida: en su hogar con su familia y en la escuela con sus amigos, también
nosotros con ellos hemos de
considerarnos así: elegidos para ser apóstoles
misioneros.
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