VIVIR EL ADVIENTO.
El Adviento es un tiempo para tener esperanza. Dios no se reveló a los fariseos, a los poderosos.
Se fue al campo donde habitaban los pastores para comunicarles a ellos, gente
humilde sin muchos conocimientos, que
les había nacido el rey, el salvador. ¿Dejarían de ser pastores si lo
reconocían? ¿Cambiarían sus vidas en algo días más tarde, cuando José y María
hubieran huido a Egipto? Nada nuevo pasó en sus vidas. Seguirían cuidando los
rebaños, velando las noches
frías, siempre esperando. Me
falta la fe sencilla de esos hombres. Ellos creyeron que esa noche algo cambió en el universo. Algo tal
vez insignificante que no comprendían. Me sorprende esa capacidad para
asombrarse.
La expectativa es la necesidad imperiosa que tengo de que
algo concreto cambie en mi vida y mejore. Esa expectativa la pongo en
los que me rodean. Espero que actúen de una determinada manera. Mis
expectativas me hacen feliz mientras las tengo. Y me frustran cuando se
desinflan y mueren. Entonces me
desespero. Soy muy humano, poco del cielo.
La esperanza me
ensancha la mirada. Me hace creer en una
promesa que no va a reducirse a unos
pocos cambios. Es algo más grande. Yo espero cuando creo en ti aunque en
apariencias no haga nada. Creo en el
futuro, en mis planes, aunque parezca que nada parece cambiar. Creo en los
milagros. En esos cambios imposibles. Espero que algo cambiará toda mi vida
para siempre. Es la esperanza ciega que surge como una semilla pequeña dentro
de mi alma. Esa esperanza nunca me quita
el ánimo, lo aumenta a cada paso.
Esa esperanza nadie me
la puede quitar y al mismo tiempo es un don, no un derecho. No puedo exigirle a la vida tener esperanza. Pero es lo que me mantiene con
vida cuando todo es de noche y desierto. Navidad es esperanza. Y el Adviento es
esperar en algo que está ocurriendo ya. En medio de la guerra, quiero gritar la
paz. En medio de la muerte, vida. En
medio de las cadenas de la esclavitud, libertad. En medio de las mentiras, verdad. En medio de la
soledad, amor incondicional, en medio de la traición, perdón. En medio del
olvido, memoria. En medio de la discordia, unidad. En medio del odio, amor. No
le tengo miedo a la noche porque vivo esperando el día nuevo.
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