“MIRAD: LA VIRGEN CONCEBIRÁ Y DARÁ A LUZ UN HIJO”
Mateo nos relata todo lo que sucede previo al nacimiento de Jesús. El plan de Dios se hace realidad por el “Sí “de María y por
la decisión de José de seguir siendo su esposo, porque era un hombre justo.
María y José, cada uno con una misión
distinta van a ser los colaboradores necesarios
de Dios.
Las dudas que se generan en José son consecuencia de no
comprender qué es lo que está pasando.
La confianza se pone a prueba al ver que no es posible encajar lo que José
sabe que es María con lo que está viendo
e imaginando en ella. José es el hombre justo que permite que Dios intervenga
en su vida y para eso le escucha. Si María ha escuchado al arcángel en
la anunciación, José va a
escuchar al ángel en su sueño. El sueño nos manifiesta la capacidad de José para estar en relación con
Dios.
El “Sí “de María es fundamental para la obra de la salvación, pero el “Sí” de José hace
posible que la maternidad de María se pueda
llevar a cabo en un contexto de normalidad necesaria para que Jesús pueda “crecer”. Incluso es necesario
para que Jesús pueda entroncar con la casa de David.
José es el hombre enamorado, el hombre de las dudad, de la
incertidumbre, de la oración, de la confianza y de la certeza. Los miedos
desaparecen por la escucha “no temas
acoger a María tu mujer”. La escucha es un medio necesario para superar miedos
y generar confianzas. Este tiempo
propicio a visitas, llamadas de felicitación, cenas o comidas de amigos y
compañeros es tiempo propicio para escuchar
a los demás y para que nos preguntemos si escuchamos el mensaje de Dios para cada uno de nosotros en estas celebraciones.
Le pedimos a Dios que
derrame su gracia en nuestros corazones.
La gracia que se hace realidad en la
celebración del sacramento de la
Eucaristía.
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