Reflexión

 



Miro a mi alrededor y siento la violencia, veo las injusticias, palpo el desprecio de los hombres. Siento que no puedo hacer nada. Dios no hace nada. ¿Dónde está ese Dios que salva  a los cautivos y enaltece a los oprimidos y a los pobres? ¿Dónde está ese Dios que rescata  al huérfano, a la viuda, al abandonado? ¿Cómo lograr que se restablezca el equilibrio que el mal ha roto en el corazón del hombre?. Yo veo que soy capaz de lo peor y de lo mejor. Puedo hacer el bien y el mal al mismo tiempo. Con mi mano derecha siembro semillas de vida, con mi otra mano siembro destrucción. Me puedo convertir fácilmente en un hombre saciado con la puerta cerrada, que no ve, no siente,  no sufre. En un hombre que no se  compadece, no ama, no respeta , no alimenta, no busca.

Dios  me habla  de muchas maneras en la tierra. Claro que  quiere  que cambie, pero a mí me cuesta tanto creer  y confiar en esos cambios. Sé  que lo importante es  que mi corazón se asemeja al de Jesús. Que sea más  humilde, más manso, más confiado, más misericordioso. Mi corazón puede ser  como el de  ese Hijo amado que entrega  su vida por los hombres. Por eso le pido que inscriba mi corazón roto en su corazón herido. Y ponga  su corazón roto en mi corazón herido.

Quiero que Jesús  me cambie por dentro, porque  quiero ser  su amigo. Nadie  me convencerá para ser mejor. Ni aunque un muerto resucite y vuelva del cielo para contarme. No me basta. Pensaré que conmigo será diferente. Lo único que vale  la pena es el amor. Sólo si amo y me siento amado por Jesús todo puede ser diferente en mi vida. Eso me consuela y me basta.

Quiero dejar mi vida en las manos  de Jesús en ese huerto lleno  de olivos que  me recuerdan el dolor  de una noche santa y la luz de un día  de Pascua. La última palabra no la tiene el mal. Es el amor  el que siempre triunfa y eso me consuela. Tomo en mis manos la vida para ponerla en manos  de Dios. Él la puede hacer  de nuevo si le doy mi sí humilde y sencillo. Eso basta. Le  entrego todos  mis miedos. Y a cambio recibo su paz y su alegría.

Antonio

Comentarios