“HOY HA
SIDO LA SALVACIÓN
DE ESTA CASA”
El Evangelio de este domingo presenta un hecho acaecido en
Jericó, cuando Jesús, al llegar a la
ciudad, fue acogido por la multitud.
Allí vivía Zaqueo, el jefe de los
publicanos, rico y explotador de su pueblo. Por curiosidad él quería ver a
Jesús, como era pequeño de estatura se
subió a un árbol por donde tenía que
pasar Jesús.
El Señor concede a
Zaqueo no solo verlo, sino también conocerlo y el poder recibir de Él
la salvación: “es necesario que
hoy me quede en tu casa”. Por medio de la
acogida de Jesús, la casa de un
hombre despreciado llega a ser casa de
salvación, y sintiendo la alegría
transformadora de saberse perdonado, y que se encuentra en el camino recto.
Jesús busca siempre, de modo especial, a los perdidos, a los que se han equivocado
de camino para conducirlos por el verdadero camino de la vida.
Echemos un ojo a nuestro alrededor para ayudar
a los zaqueo que están por ahí fuera, los que empiezan a oír
que Jesús sigue atravesando la
ciudad, y que están tan abajo; son de baja estatura moral, por su vida, por sus miserias. No pueden ver bien a Jesús. Ayudémoslos a subir, a
experimentar la más grande de las
autoestimas: saber que Jesús,
nuestro Dios y Señor quiere pasar a su
casa, entrar en sus vidas. Ayudémoslos a salir
de sus miserias, de su depredación; esto no es tarea fácil, al
contrario, muy difícil. Ayudémosles, pues, con nuestra experiencia, con nuestro
propio testimonio de sanación de Jesús, ”porque el Hijo del Hombre ha venido a
buscar y salvar lo que estaba perdido”. Una salvación de Jesús para este
tiempo, pero también para un futuro
eterno, que se va acercando cada día
La alegría del encuentro con el Señor cambia nuestra
relación con él, al igual que le pasó a Zaqueo. Si no buscamos al Señor al
menos cada domingo participando en la celebración de la Eucaristía, y en
nuestra oración de cada día, no lo encontraremos. Y si no salimos de la Iglesia contentos con el encuentro con el Señor, nuestra vida
no cambiará.
Antonio
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