Domingo de La Sagrada Familia

 

 



“ANUNCIAR EL EVANGELIO  DE LA  FAMILIA”

Con el telón de fondo de la familia  de Nazaret, en medio  de la Navidad, en la  festividad de la Sagrada Familia, se nos ofrece la oportunidad para descubrir los valores  de la familia, tantas veces maltratada, y que sigue siendo lo más valioso que tenemos ya que es quien nos acoge al llegar al mundo.

Celebramos  con inmenso gozo la fiesta  d la Sagrada Familia, en el marco del año”Familia Amoris Laetitia” convocado por el papa Francisco

Demos gracias por la familia y nuestras familias. Tenemos que recuperar los valores de la familia y agradecer a Dios el don de nuestras familias. Aunque sometidas a cambios, la familia  sigue siendo el lugar de acogida y compresión, espacio  de integración y respeto, lugar de cariño y diálogo. Más que nunca  hoy, santuario  de la vida que nos  permite madurar y crecer como personas. En el ámbito familia  se nos regala la vida, se nos permite crecer, se nos transmiten los valores fundamentales que nunca olvidamos como la confianza, la  apertura, el perdón. Orgullosos debemos sentirnos de formar parte de nuestras familias porque en muchos hogares aún se habla  de Dios. Los niños  aprenden a ser  creyentes junto a  sus padres. En casa se inicia a los hijos en la fe. La fe y el sentido religioso de la vida  se transmiten  de padres  a hijos en el hogar. Por todo ello, reconocemos, valoramos y agradecemos lo que nos une  a nuestros seres queridos.

Jesús nació y creció en el seno de una familia. Experimentaron dificultades, estrecheces, sufrimientos y penas. Soportaron  todo tipo de dificultades y problemas, desde el momento del nacimiento del Niño Jesús. No pudieron vivir tranquilos. Fueron muchas las amenazas y los peligros que tuvieron que superar. También nuestras familias afrontan dificultades que sirven para fortalecer los lazos  de unión y amor. También hoy la familia  se siente amenazada por miles de peligros que  sobre ella se ciernen, esta pandemia  que no nos  deja, pero que se podrán superar y que fortalecerán su sentido de lugar y espacio de vida. Debemos apostar por la familia, no podemos caer en el desaliento frente a los problemas que sobrevengan. El hombre siempre necesitará un hogar donde pueda  crecer como persona. El mismo Hijo de Dios nació y creció en el seno  de una familia

No podemos conformarnos con la solo la visión de la familia individual. Formamos parte  de otra gran familia más amplia, la familia de la Iglesia, agradezcamos formar parte de la Iglesia haciendo familia y creciendo en ella como hijos  de Dios.

Vivamos esta festividad  y así poder anunciar el Evangelio  de la Familia a los hombres y mujeres  de  nuestro tiempo

Que María  nos ayude  a reconocer que nuestro camino de santidad pasa por la escuela de la Familia.

 

Que cada familia sea  acogedora morada de Dios.

Antonio

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