REFLEXIÓN
DOMINGO 32
TIEMPO ORDINARIO CICO B
JORNADA DE LA IGLESIA DIOCESANA
La actitud de Jesús
sentado en el atrio del templo y
observando a los que van pasando llama
la atención. De manera distendida conversa con sus discípulos y la atención se
centra en aquella viuda que seguramente
quería pasar desapercibida. Es
posible que los discípulos se fueran
fijando en los que más cantidad de dinero echaban, pero Jesús se fija en la calidad de vida de quien va depositando la ofrenda. Cuando hablo de calidad de vida no me refiero al bienestar
de la vida sino a la calidad del
corazón de cada uno de los que iban depositando su limosna
Aquella viuda había dado todo. ¿Por inconsciente? ¿Por
impulso? ¿Por ignorante?. No. Por amor. Como consecuencia del amor uno se puede dar del todo y uno
puede dar todo.
No se puede amar sin confiar. La confianza es lo que mueve a esta viuda que da de lo que necesitaba para vivir. Sin
confianza los actos de amor, muchas
veces se pueden convertir en estrategia. Cuando los actos de amor están en manos de
estrategas nos encontramos con grandes manipuladores de la voluntad y de
la inteligencia que nos enredan para que nos creamos lo que no es verdad.
Aquella viuda lo dio porque amaba y porque confiaba.
Si Jesús pone como ejemplo
a la viuda por darlo todo ¿Cuándo sabemos que lo hemos dado
todo?. No es fácil cuantificar, ni es cuestión de medida sino de actitud
del corazón. Damos todo cuando no
medimos nada de nuestra entrega en lo que somos y en lo que tenemos. Esa gracia
nos viene de Dios, ya que por nosotros
mismos no podemos. Esa entrega la vivimos en cada una de nuestras comunidades
que celebran en este domingo la Jornada de la Iglesia diocesana, con el lema:
“SOMOS LO QUE TÚ NOS AYUDAS A SER. SOMOS
UNA GRAN FAMILIA”
En el seno de nuestra
comunidad es donde recibimos los
sacramentos, compartimos y vivimos nuestra fe. Cuidemos y fortalezcamos nuestro
compromiso con la Iglesia y siempre en
la eucaristía salimos al encuentro el
Señor, que llega para que se fortalezca en nosotros la comunión con Él y con
los hermanos.
Que nuestra entrega no se
componga solo de lo que nos sobra sino
de lo que pasa por nuestro corazón para que nos demos con alegría a Dios
y a los demás. Sabiendo que darse de corazón no significa que no tengamos
que dar sin cabeza.
Tengamos muy presente este día en nuestras intenciones y en
nuestra ayuda.
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