DOMINGO 27º TIEMPO ORDINARIO CICLO B

 



Jesús afirma  que el matrimonio tiene su origen en el mismo corazón de Dios, que transmite el amor y nos confía el misterio  de la vida. Los  hijos son el milagro. Los esposos son una sola carne bendecida por el amor para toda la vida.

Jesús ahonda en el misterio original del ser humano. Dios “los creo hombre y mujer”. Los dos han sido creados en igualdad. Dios no ha creado al varón con poder sobre la mujer.

Desde esa estructura original del ser humano, Jesús ofrece a visión de matrimonio que va más  allá de todo lo establecido por la Ley. Mujeres y varones se unirán “y serán una sola carne”. Para iniciar una vida compartida en la mutua  entrega sin imposición ni sumisión.

Hoy son una realidad evidente las numerosas  separaciones matrimoniales y que la fidelidad es un valor claramente  a la baja. Muchas  y muy diversas son las causas y las  situaciones  que  se generan y con frecuencia muy dolorosas. La frase  de Jesús¨”lo que  Dios  ha unido, que no lo separe el hombre” tiene su exigencia antes de que llegue la ruptura, pues las parejas se van separando poco  a poco, en la vida  de cada día. Nosotros tenemos que  ofrecerles, respeto, escucha  discreta, aliento para vivir y, tal vez, una palabra lúcida  de  orientación.

Hoy también se nos habla  de los niños. Los discípulos  se molestan y tratan de impedir  que  se acerquen  a Jesús. Se han olvidado de cómo los ha abrazado  delante de todos, invitándoles a  acogerlos en  su nombre y con mucho cariño.

Hoy en día  hay niños descartados desde el seno materno, a otros  se les marca la vida con trabajos físicos y hambre. Pero también hay personas que adoptan  niños huérfanos, necesitados de cariño, ayudan a construir escuelas, dan catequesis, prestan ayudas sin fronteras.

Podemos terminar con una pregunta:¿Qué significa para nosotros hoy abrazarlos y bendecirlos?

Antonio

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