REFLEXIÓN.
DOMINGO 11º TIEMPO
ORDINARIO CICLO B.
Jesús quiere explicar con su predicación que el Reino d Dios
está a punto de llegar. Claramente
afirma que su misión consiste en inaugurar ese nuevo tiempo y momento. Debe
explicar que algo nuevo y diferente está sucediendo. El problema radicaba en
mostrar cómo ese Reino ya estaba
presente, aunque no tuvieran constancia y conciencia de ello. Por eso usa la imagen de la semilla
y el grano de mostaza para profundizar en la explicación del reino y sus
características.
Dice que l Reino, que formamos todos, se asemeja a un campo que germina y crece con la ayuda
de Dios, a pesar de que veamos
solo unos pequeños brotes. Nos recuerda que el crecimiento de esa semilla;(y
cada uno de nosotros debemos vernos
representados en ella), crece lentamente gradualmente y que para llegar a la
maduración del grano se necesita tiempo.
Igualmente nos recuerda que el crecimiento de e la semilla depende de varios factores como el agua el sol y los
nutrientes que reciba, y todo eso
venido del cielo y no llega de la propia planta. Como miembros del reino
de Dios debemos vivir en una actitud de receptividad permanente, para
que los dones que Dios nos da hagan
crecer nuestra vida.
El grano de mostaza,
que siendo una semilla diminuta se
convierte en un gran árbol para coger a
todos, expresa la universalidad. No
podemos entender el Reino de Dios sin
esta característica de la
universalidad. Hablar del Reino de Dios supone referirnos a la Iglesia, Pueblo de Dios elegido para llevar a cabo su plan de
salvación con los hombres. Incluye por tanto a todos los hombres y mujeres de
todos los tiempos que en el plan de Dios estamos llamados a pertenecer y formar
parte de su reino., lo que nos debe llenar
de gozo y alegría. Tiene que hacer
brotar en nuestra Iglesia esperanza y confianza en el Señor además del deseo permanente de formar parte de ese reino.
En este domingo, celebramos
también a San Antonio de Padua,
su figura nos ayuda a percatarnos
de que en la vida de los discípulos de Jesús nada es “ordinario”, porque todo
está lleno de la novedad sorprendente
del Espíritu Santo, todos estamos llamados a entrar en esa novedad y descubrir
en ella la vocación a la santidad. Todos
estamos llamados a vivir esa santidad
verdadera que hace que el mundo cambie
según el sueño que Dios tiene.
Redescubriendo la vocación
a la santidad, a vivir en la a mistad
con el Señor, a pesar de las dificultades, colaboraremos para que este
gran árbol que es la Iglesia, siga creciendo
como la semilla de la parábola.
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