REFLEXIÓN.
DOMINGO 6º TIEMPO ORDINARIO CICLO B. CAMPAÑA DE MANOS UNIDAS.
En tiempos de Jesús la
lepra se curaba difícilmente, se aislaba
a los enfermos para evitar contagios, lo que suponía discriminación y
marginación.
Hoy sigue en 114 países, pero se cura fácilmente, aunque
puede provocar discapacidades.
Jesús sintió lástima
ante la llamada del leproso, alargó la
mano y lo sanó.
Ante la llamada de Manos Unidas no podemos quedarnos quietos.
El Papa lo explicaba en su visita a Madagascar: ”mirar a nuestro entorno,
¡cuántos hombres y mujeres, jóvenes, niños sufren y están totalmente privados de todo!. Esto no pertenece al plan de Dios.”
Y proponía:
Levantar la mirada: cualquiera que no sea capaz de ver al
otro como hermano, de conmoverse con su vida y con su situación, más allá de su proveniencia familiar, cultural,
social. “no puede ser mi discípulo”.
No manipular el Evangelio con tristes reduccionismos: sino
construir la historia en fraternidad y solidaridad, en el respeto de la tierra y de sus dones sobre cualquier
forma de explotación; vivir el diálogo; la colaboración, el conocimiento
recíproco.
Renunciar al individualismo: recuperar la memoria agradecida
y reconocer que, nuestra vida y capacidades son fruto de un regalo tejido entre
Dios y muchas manos silenciosas.
Así podremos dar gloria a Dios en todo lo que hacemos.
Qué bueno sería el colaborar en algún servicio al bien común y plantearnos la solidaridad, personal y económica enfocada a la causa por la dignidad de los más pobres que defienden organizaciones como Manos Unidas, Cáritas ….
Antonio.
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