El Año que finaliza y Esperanza para el nuevo

 



Quiero agradecer conmovido por el año que acabó. Gracias  a Dios por lo que he vivido durante  tantos meses. Confinado o saliendo a la calle con mascarilla.  Rezando por los enfermos, acompañando a otros en el dolor de la pérdida y haciendo que las alegrías aumenten, y sobre todo guardando las distancias prudentes.  No quiero olvidarme de  los que he amado y me han amado. Agradecer por las reuniones por la pantalla y las conversaciones con media cara visible. Agradecer la confianza, las miradas de misericordia, la esperanza de tantas manos  entregando la vida. Quiero caminar seguro por este año que acaba de empezar.

Es tanto lo que queda por trabajar, por conquistar, por encontrar. No soy dueño del futuro, lo aprendí  de la pandemia. Aprendí  a ser más humilde y más niño al mismo tiempo. Aprendí  a reír y llorar por nada. A guardar la vida ajena que se hace propia de  golpe. Sé  que nada está  escrito y todo es ser distinto. Sé  que llevo muy dentro el don de ser feliz y de hacer feliz al resto. Basta con aceptar las diferencias, por amar mis deficiencias y comprender al que sufre. Sin exigirle al presente lo que nunca puede darme. Puedo  ayudar a construir un mundo más humano, más fraterno. Sé que la vida se escapa si no vivo con pasión y los sueños  se deshacen  si no los sigo soñando.

A pesar  de mi edad, tengo mucho por delante. Caminos por abrir. Importan los detalles. Cuentan las horas  perdidas con los míos. Valen las palabras y los abrazos dados. Sé que el dolor de los que sufren es menos dolor si lo comparto.

Dejo  de mirarme a mí mismo para mirar al que va conmigo.

Antonio

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