A la gloria de Dios se alzan las torres,
a su gloria, los álamos,
a su gloria, los cielos,
y las aguas descansan a su gloria.
El tiempo se recoge;
desarrolla lo eterno sus entrañas;
se lavan los cuidados y congojas
en las aguas inmobles,
en los inmobles álamos,
en las torres pintadas en el cielo,
mar de los altos mundos.
El reposo reposa en la hermosura
del corazón de Dios, que así nos abre
tesoros de su gloria.
Nada deseo,
mi voluntad descansa,
mi voluntad reclina
de Dios en su regazo su cabeza
y duerme y sueña..
Sueña en descanso
toda aquesta visión de alta hermosura.
Miguel de Unamuno.
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