JORNADA
MUNDIAL DE LAS MISIONES.
La
pregunta “¿A quién enviaré?” viene del corazón de Dios, de su misericordia que interpela
tanto a la Iglesia como a la humanidad. En nuestro mundo intercomunicado no
podemos aislarnos y tomar nuestras propias decisiones sin que influyan en los demás
sectores sociales y religiosos. Tampoco podemos permanecer al margen de las decisiones
que se toman, si no fueran con nosotros. Hemos de conocer nuestro mundo y su
funcionamiento para poder ser testigos del Señor.
Es
Cristo quien saca a la Iglesia de sí misma. En la misión de anunciar el
Evangelio, te mueves porque el Espíritu te empuja y te trae. No somos nosotros
los que tomamos la iniciativa, sino que respondemos a la vocación que Dios nos
ha dado, a la llamada que nos ha hecho. Desde esa respuesta, nuestras
actitudes, nuestros gestos, nuestra predicación y caridad son fruto de la
fuerza del Espíritu Santo.
Nadie
está excluido del amor de Dios. El mensaje de Jesús de ir por el mundo entero implica
a toda la humanidad, nos abre a todas las culturas a todas las dinámicas de vida
evangélica. Todos tienen derecho a escuchar la Palabra de Dios, a ser invitados
a participar de la vida divina. Y todo eso no en abstracto, sino en el hoy de
la Iglesia y de la historia.
Comprender
lo que Dios nos está diciendo en estos tiempos de pandemia también se convierte
en un desafío para la misión de la Iglesia. La enfermedad, el sufrimiento, el
miedo. El aislamiento, la pobreza nos interpelan.
La
misión tiene desde su origen, la dinámica del envío. El Padre envía a su Hijo y
al Espíritu Santo; Jesús envía a sus discípulos a anunciar el Evangelio a todas
las gentes.
Toda
la historia de la Iglesia se ha tejido con envíos de misioneros que, desde sus comunidades
de origen, han salido anunciar a Cristo con obras y palabras, formando nuevas
comunidades.
Que
María, nuestra Madre, la Estrella de la Evangelización, la primera discípula misionera
de su Hijo Jesús continúe intercediendo por nosotros para que llevemos a Cristo
a tantos que están necesitados de su amor.
Antonio
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