Aquí estoy; vengo a conversar contigo
de algunas cosas tristes y dolientes,
y acerca de unas ansias inclementes
que sólo Tu comprenderás, Amigo.
Padre, aquí llego, y mi alegría es testigo;
estoy contento, siento unas ardientes ganas
de tus diálogos fluyentes;
háblame y ya verás cómo te oigo.
Hermano, aquí me tienes; !tan cansado!,
déjame que recline en tu costado
esta cabeza de tribulaciones.
Señor, cubre mis ojos con tu mano,
y ya que eres Amigo, Padre, Hermano,
adorméceme al son de tus canciones.
Amén
Anónimo
Comentarios