Presentación en el Templo


Presentación en el Templo
Giotto (1267-1337)
Capilla Scrovegni (1302)



Giotto es un pintor al que muchos consideran de transición hacia el Renacimiento desde el último gótico.
Sus figuras ya tienen una expresión y un volumen que no existía anteriormente; además de introducir en el marco pictórico arquitectura y naturaleza que se anuncian como antecedentes de la pintura renacentista.
Como ya hemos dicho en otras ocasiones hablando de este pintor, comienza su actividad en la Basílica de San Francisco de Asís, como ayudante de su maestro  Cimabue. Más tarde será en la Capilla Scrovegni de Padua; donde alcanza la plenitud de su obra. Esta capilla recibe el nombre de su promotor, Enrico Scrovegni, que manda edificarla como expiación del pecado de usura cometido por su progenitor, Reginaldo Scrovegni.
La capilla, de una sola nave y ventanas en uno de sus lados esta totalmente decorada, con figuras de Cristo, la Virgen, los Evangelistas… y deja la bóveda con decoración estrellada siguiendo modelos góticos.
La pintura de la Presentación de Jesús en el templo, está inspirada en el evangelio de San Lucas (2,22-38), donde vemos la figura del Niño en brazos del anciano Simeón, que lo sostiene envueltas sus manos en una tela, para dar la idea de la sacralidad de Jesús.  A su derecha está la profetisa Ana, con una filacteria, donde se narra el hecho que nos ocupa: La Presentación del Señor.
Al otro lado tenemos a la Virgen con las manos extendidas para recoger al Niño, y tras ella, José con dos palomas; “ Todo varón primogénito será consagrado al Señor y presentará como ofrenda un par de tórtolas o dos pichones, según lo mandado por la Ley del Señor.” Lc 2,23-24.
El ángel nos marca la religiosidad de la escena, en una mano lleva un cetro y con la otra indica la escena que se está produciendo.
Observar en las figuras los vestidos que muestran con su tratamiento una volumetría que nos acerca a ese futuro renacentista del que hemos hablado; y al igual que el baldaquino que sugiere el Templo. Tiene éste, disposición diagonal para darnos la perspectiva, y las columnas salomónicas y arcos de medio punto, como marco arquitectónico. Fijaros también en la decoración del altar, a modo geométrico, como un zócalo. El fondo de la pintura, todo azul, nos puede despistar un poco, pero recordar que las escenas están en un pared, y hay más escenas en ellas, perteneciendo a un conjunto iconográfico; quedán así las figuras muy bien resaltadas a modo de narración.

Fuente: Magnificat. Nº 105

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