La Navidad, Misterio de Fe y Amor






La Navidad solo la podemos entender desde la fe, fe en un Dios  que por amor al hombre se rebaja de su categoría para hacerse hombre, para que el hombre llega  a ser hijo  de Dios.
La Navidad es la encarnación del amor  de Dios. La presencia del Hijo de Dios en la tierra no es sino la proclamación en voz alta, desde la vida,  del gran anuncio que Cristo viene a comunicar al hombre de todos los tiempos: “Dios te ama”.
Te ama a ti  que te has  olvidado  de tanto amor y Cristo no significa prácticamente nada para ti, te ama  a ti que un día creíste en Él y trataste  de seguirle, pero  te dejaste llevar y conquistar por un ambiente adverso, laicista he hiciste de tu vida, una vida  sin Dios; te ama a ti que  siempre has  sido indiferente a todo  cuanto oliese a Dios, a la fe  de la Iglesia; te ama a  ti  que estás  en contra   de su mensaje y te sitúas  fuera  de su familia; te ama  ti que  tratas  de serle fiel y responderle con generosidad a cuanto él  te pide, superando dificultades y obstáculos. Todo ser humano tienen que escuchar en su corazón  esta realidad maravillosa seas lo que seas, estés en la situación que estés, Dios te ama.
En la Navidad, celebramos el amor de Dios  que se hace presente por la presencia  de   Cristo en nuestra vida y a través de Él, llama continuamente a las puertas  de nuestro corazón, esperando que nos decidamos a abrirle, aceptarle y que Él pueda hacer morada en nosotros. Él quiere contar con nosotros como sus discípulos y seguidores y, al mismo tiempo, como portadores  de su persona y de su mensaje de amor a los hombres, para que ellos también  le sigan, se conviertan y se salven.
Dios llama una vez más y con un timbre muy especial a la puerta  de nuestra casa, de nuestra familia,  de nuestra persona, en esta Navidad, para que le dejemos entrar,  para que no sea para nosotros un desconocido y pueda colmarnos del gran tesoro  de la fe, llenándonos  de su amor y transformando nuestra vida  como verdaderos hijos  suyos.
Recordemos muchas veces en esta navidad este mensaje: “Dios  me ama y porque  me ama, se ha encarnado y está pendiente de mi y quiere acampar en mi corazón, quiere ser mi compañero y amigo fiel e infatigable, que camina a mi lado, es más,  está  dentro  de mí y le interesa todas  mis cosas.”
Él tiene algo muy importante que ofrecernos. No sigamos cerrándole las puertas de nuestro corazón, dejemos que entre, que nazca en nuestra vida y llene nuestro corazón, `porque Él sabe que necesitamos de Él  porque ha dejado en nosotros la impronta  de  su ser, nos ha creado y ha puesto en el corazón humano esa tendencia irresistible hacía ÉL.
Reavivemos la Navidad si tal vez la  habíamos  dejado languidecer y casi morir, intentemos  recobrar su frescura primera  si se nos había  quedado un tanto lacia y fortalezcámosla con la llegada del Salvador  a nosotros, para que siga viva en nosotros y podamos seguir siendo testigos de Jesús y su mensaje en medio  de este mundo laicista y lleno de materialismo. ¡Feliz  Navidad en la fe y en el amor!

Antonio


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