Creo que siempre oscilo entre lo nuevo y lo de siempre. Entre
la novedad y la rutina. Tengo personas de siempre, las que me han hecho ser
quien soy y siempre han estado ahí. Y tengo personas nuevas, que conozco cada
día.
Tengo pensamientos de siempre que se han hecho roca con el
tiempo. Y pensamientos nuevos que rompen mis esquemas.
Me gusta lo que conozco. Me emociona lo nuevo. Esa tensión me
da vida. Pero me puede suceder que me asusta la novedad. ¿Tengo cabida para
ideas nuevas? O puede ocurrir que me hastíe
lo de siempre.
Los extremos me hacen daño. Vivir la novedad y la rutina es
el camino. Mis maneras de hacer las cosas de toda la vida. Mi apertura a
posibilidades nuevas. Las raíces y las alas. Son mi equipaje en la vida. Los
sueños y las nostalgias. El paso nuevo, el paso de siempre.
No quiero renunciar al asombro ante todo lo que aún me queda por aprender. No
quiero perder la posibilidad de recordar. Pero tampoco la de empezar de nuevo y
ser creativo. Revivir. Cambiar. Aprender y ser fiel.
Conservar lo que merece la pena y liberarme de cosas de
siempre que quizá no son tan mías y están pegadas en mi alma.
Sobre todo le pido a Dios que me dé cada día una mirada
nueva, capaz de mirar con transparencia la vida, sin mis prejuicios y mis
rencores viejos. Sin mis esquemas sobre los demás.
Así lo hizo Jesús. Me mostró una nueva forma de vivir, de amar, de mirar. Jesús cambió
todo desde que acampó entre nosotros. Todo lo hizo nuevo. Jesús ha cambiado mi
mirada. Veo lo que antes no veía. Veo un amor de Dios cercano, tierno,
misericordioso, que me abraza, que me espera. Dios va conmigo. Sosteniéndome.
Pienso muchas veces en que mi encuentro con Jesús tiene que
renovar mi vida del todo. Mi corazón. Mi pensamiento. Mi forma de mirar. Me gustaría dejarme hacer de nuevo
por Él, cada día, a cada paso.
A veces soy tan duro, tan rígido. Le pido que me ablande, me
modele según Él, no según mis esquemas de siempre. ¿Cuál es el bagaje de cosas
viejas y nuevas que llevo con migo?.
Hay personas que cambian todo el rato, les gusta ir probando, experimentando, saltando. Quizás
les falta profundidad. Otros al revés, son rígidos y cerrados y lo nuevo les da
miedo. Lo que siempre ha pensado o hecho es la norma que cuenta. Hoy pienso en
la tierra de mi corazón. Le pido a Dios que la haga de nuevo.
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