Cuida tu matrimonio






Creo que es importante encontrar espacios en los que crecer en nuestro camino. Cuidar la complicidad cuando estamos juntos, en privado o en público. Tratarnos con delicadeza, sin herirnos.
No dejar nunca solo al otro. Que sienta que estoy ahí, con él, a su lado, caminando en su vida, cuando está cerca y cuando está lejos. También cuando estamos con más gente. No contar nuestra vida  más íntima a otras personas. Lo que vivimos entre nosotros es nuestro y nadie tiene derecho a conocerlo. No reírme ni quejarme de él, de ella, delante  de otros. Vivir la castidad  es guardar su dignidad, su honor, su fama, su nombre, su imagen.
El primer ámbito de la intimidad es mi marido o mi mujer. Nunca un compañero de trabajo, un amigo, ni siquiera me atrevo a decir debería serlo el sacerdote. Lo que tenemos entre nosotros es sagrado y no se lo comentamos a cualquiera.
Es importante cuidar la intimidad matrimonial en todo momento. Cuidar ese espacio en el que podemos darnos por entero. Cuidar el descanso y el diálogo. Que podamos estar juntos sin interferencias. A veces los móviles, internet, el trabajo, las aficiones, la televisión, la series, pueden privarnos de momentos sagrados para cuidar el amor. Y lo sabemos, el amor tiene  que ser cuidado.
Debería bastarnos con estar juntos sin más, sin tener que recurrir a amigos o a planes maravillosos. Es importante cuidar esos tiempos sagrados en los que compartimos la vida.
No dispersarnos en los hijos, en los amigos, en reuniones sociales, apostólicas. El otro siempre es lo primero. Por el otro hago cosas que no haría en mi vida por nadie y dejo de hacer otras que me gustaría hacer. Y lo hago sin amargarme, feliz, porque le quiero por encima  de todo. Por él lo dejo todo, el otro  es para mí el amor único, mi prioridad  en todo.
Cuando nos enamoramos de novios, vimos en la otra persona algo que nunca habíamos visto antes en nadie, algo que nos  completaba, nos encantaba. ¿Qué era eso?
Ahora con más motivo vuelvo a recordar. ¿Sigue algo vivo en mi alma? El otro es mi camino. Mi vida. Mi hogar. El lugar en el que descanso y me encuentro con Dios. ¿Qué es eso único que tiene y que me completa, que me hace feliz?.
No mentir ni con pensamientos, ni con palabras, ni con secretos. No hay doblez ni puntos oscuros. Mi vida s limpia para el otro. Quiero que sepa siempre en qué estoy, qué siento, qué  me preocupa.
Mi mirada importa mucho. La mirada franca y verdadera. Pura y auténtica ¿Cómo miro a mi marido. A mi mujer? ¿Soy transparente, auténtico, verdadero?

Antonio

Comentarios