¿ Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido ?
Como el ciervo huiste
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.
Pastores lo que fuerdes
allá por las majadas al otero,
si por ventura vierdes
aquel que yo más quiero,
decidle que adolesco, peno y muero.
Buscando mis amores
iré por esos montes y riberas,
ni cogeré las flores
ni temeré las fieras
y pasaré los fuertes y fronteras.
San Juan de la Cruz
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