¡DÉJATE AMAR!
Cuando miramos con la pureza de los niños, cuando acogemos
con brazos de padre, cuando perdonamos con una misericordia infinita. Cuando no
nos tomamos a nosotros mismos tan en serio y pasamos por alto tantas ofensas y
rechazos que nos llegan por el camino.
Cuando levantamos a los que se han caído y les enseñamos a luchar y a seguir
caminando, apoyándolos sobre nuestros hombros. Y les recordamos que la vida
merece la pena. Que podremos caer muchas veces, pero que no importa. Que lo más
apasionante es el camino que nos queda por recorrer.
El amor nos lleva a hacer el bien, a querer el bien de la
persona amada. No se puede amar sin querer el bien del otro. El bien es contagioso. Si me hacen el bien, yo respondo
con bien. Es difícil responder con mal cuando me aman. Es fácil herir cuando
somos heridos. Pero a veces herimos al ser amado. Es una paradoja. Reaccionamos
mal cuando recibimos amor. No aceptamos el amor que tantas veces mendigamos.
Nos cuesta tanto dejarnos amar.
Nos cuestan los halagos, los abrazos y las caricias. Nos
cuesta que nos quieran demasiado. Y nos cerramos. Parece contradictorio.
¡Cuánto necesitamos que nos quieran! ¡Cuántas veces rechazamos el amor!
Ojalá tuviéramos el corazón más receptivo para el amor, para
las caricias, para la ternura. Si fuera así nos haríamos más capaces para el
amor
Nos da miedo comprometernos a más de lo que podemos dar. Nos protegemos. ¡Qué
importante es aprender a amar dejándonos amar! Lo primero es recibir amor, para
poder darlo.
Antonio
Comentarios