Aquí, Señor, yo se que estás aquí


Aquí, Señor, yo se que estás aquí, 
en los cuatro rincones de esta sala,
en el centro, en el aire suspendido
como lámpara inmóvil, invisible.

Oigo palabras tuyas. Están cerca
tus labios y me besas por la sombra
tenaz. Eres palabra hundida dentro.

Oigo tu pulso claro por mi oscura
sangre. Yo sé que estás aquí, Señor.
Yo sé que estás. Y que una noche,
cuando menos lo espere, 
darás luz y encenderás tu lampara.

Yo sé que estás aquí, Señor.
Yo sé que estás.
Amén.

Rafael Alfaro

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