Sumido en lo profundo


Sumido en lo profundo del pecado
del mundo, me envolví en su corrupciones
usando sus maneras y razones
antes de ser por Cristo rescatado.

La sangre derramada sin medida
de aquel Cordero fiel que malherían
es la de Cristo que por mí vertía
por mi descanso, salvación y vida.

Yo no puedo pagar por más que diera
mi vida, ofrecida por mil veces,
pues no hay agua que apague esta lumbrera.

En la sangre de Cristo confiado
sin más pensar, sin más ritos ni preces,
pagado queda el precio del pecado.

Alegre y confiado,
a Cristo, que es mi vida y salvación,
doy gracias y me ofrezco en sumisión. Amén.

Rafael Marañon

Comentarios