Jesús, Satanás y el Desierto



No es maravilla que Satanás haya acudido con la absurda esperanza de hacer caer a Jesús. Tampoco es maravilla que Jesús sea sometido en cuanto hombre a la tentación. Satanás no tienta más que a los grandes y a los puros. A los demás no tiene necesidad siquiera de susurrarles una palabra de invitación. Son ya suyos desde la decadencia de la niñez, en la juventud. No tiene que esforzarse por que le obedezcan. Caen en sus brazos antes de que les llame. Los más no se dan cuenta ni siquiera de que exista. A ellos no se ha presentado, porque de lejos le han obedecido. Más aún: no habiéndolo conocido nunca, se inclinan a negarlo. Los diabólicos no creen en el Diablo. La última astucia del Diablo, se ha escrito, es propalar la voz de su muerte. Toma todas las formas, algunas hermosas, que no se diría que es él. Los griegos, por ejemplo, monstruos de inteligencia y elegancia, no tienen un lugar para Satanás en su mitología. Porque todos sus dioses, si se los estudia, muestran los cuernos de Satanás bajo sus coronas de laurel y de pampanos: Satánico es Júpiter, prepotente y licencioso; Vénus adúltera; Apolo, despellejador, Marte, homicida, Dionisios, borracho. Son de tal manera los dioses de Grecia, que dan al pueblo pociones amatorias y esencias perfumadas para que no sientan el hedor del mal que embriaga la tierra....

.... todos los santos que se esconden en el desierto, todos los amantes de Dios serán tentados por Satanás. Cuanto más nos alejamos de él, mas se nos acerca. Cuanto más alto estamos, más se empeña en arrastrarnos a lo hondo. No puede ensuciar más que al limpio. Ser tentado por Satanás es indicio de pureza, signo de grandeza, prueba de la ascensión. Quién ha conocido a Satanás y le ha visto la cara, puede confiar más en sí mismo....

..... Jesús no quiere ser conquistador de reinos terrestres. El reino que anuncia y prepara, apenas si tiene algo de común con los reinos de la tierra. Su reino, el Reino de los Cielos, crece todos los días, con un alma que cambie, porque adquiere un nuevo ciudadano arrebatado a los reinos terrestres....

.... el Reino de los Cielos que es uno, ocupara el lugar de los reinos de la tierra. Los hombres ya no estarán divididos en reyes y subditos, amos y esclavos, ricos y pobres, en libres y prisioneros. El sol de Dios lucirá sobre todos. Los ciudadanos del Reino serán una sola familia de padres y hermanos, y las puertas del Paraíso se abrirán de nuevo ante los hijos de Adán, hechos ya semejantes a Dios.
Jesus ha vencido a Satanás , ahora sale del desierto para vencerlo entre entre los hombres.

Fuente: Jesús de Nazaret. Historia de Cristo
Giovanni Papini

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