Hace pocos días celebrábamos el día el DOMUND, jornada mundial de las misiones, con el lema: SAL DE
LA TIERRA.
Vi el video promocional en
él se muestra a un sacerdote que deja su tierra para socorrer al que más
necesita en otras tierras. Sabe que Dios
lo ha creado para cambiar él con su vida el mundo que le rodea. Eso es lo más
verdadero de mi vida. Lo que yo no hago, se quedará sin hacer.
Por eso necesito salir de mi tierra, de mi comodidad, de mi
vida aburguesada, para ir al encuentro del que sufre. Es el anhelo más hondo del corazón humano: La solidaridad.
Cuando el alma está sana busca ayudar,
desea la solidaridad, quiere el bien de los otros. Cuando el alma está enferma
gira en torno al propio bien y desprecia
a los hombres y a Dios. ¡Cuántas
almas enfermas hay a nuestro alrededor! ¡Cuánto mal, Cuánto dolor!. Hay
muchas personas marginadas. Hay mucho odio, mucho rencor. Muchas personas que
han perdido todo y no tiene hogar ni medios. Vivimos en un mundo de contradicciones,
de contrastes. El hombre sufre. ¿Qué
puedo hacer yo para cambiar esta realidad que me rodea?
Dios me necesita, la
misión del cristiano consiste en acercarse al que sufre, al pobre, al
marginado. Es la misión más importante, amar, hacer el bien.
Rezamos por las misiones. Aportamos a las misiones. Nos
comprometemos con el sufrimiento del prójimo. Y además, todos tomamos
conciencia de nuestro ser misionero. No hay cristiano que no sea misionero.
Todos, al recibir a Jesús en nuestras vidas, nos convertimos en sus enviados.
¿Cuál es mi misión? Cada uno tiene un camino `personal. Lo
que yo puedo hacer no lo puede hacer otro `por mí. Dios me ha colocado en una
tierra, me ha dado unos talentos, me ha
abierto un horizonte ante mis ojos. ¿Qué hago con todo lo que me ha
dado? ¿Cómo respondo a su llamada? ¿Sé
para qué estoy aquí?
Para tener clara mi misión tengo que tener una relación
sana con Dios. Muchas veces no es así. Mi misión es transmitir a un Dios cercano. A un Dios que se abaja para salvarme. A un Dios enamorado de lo humano. Mi misión es transmitir una
forma sana de vincularme con Él y con los
hombres. Para mí es la misión más importante. Vivir una relación sana
con Dios. Vivir una relación sana con los hombres.
Tal vez no podré ir de misiones a un lugar necesitado. Tal
vez mi misión es aquí con los míos y consiste en entregarles una forma sana de amar, de dar la vida. Tal vez tenga que aprender a
besar mi misión concreta. La que sucede en lo cotidiano de mi vida. Esa misión con la que aporto una
forma nueva de amar desde lo más humano.
Antonio
Comentarios