Permíteme




Permíteme, Señor, que aquí postrado,
consciente de mi nada en tu presencia,
y aún temiendo pecar de irreverencia
me atreva al alto honor de acompañaros.

Yo sé que no soy digno de miraros,
Mas, fiado en tu amor y en tu clemencia,
se apacigua el clamor de mi conciencia
y me inunda la calma al contemplaros.

En el mundo, Señor por olvidaros,
es todo confusión y algarabía
que me inquietan de modo extraordinario.

Por eso, mi Señor vengo a rogaros,
que le dejes gozar al alma mía,
del remanso de paz de tu Sagrario.

Amén

Jose Ramón de Pablo

Comentarios