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Guido Reni, es un pintor italiano (1575-1642), que se
trasladó joven a Roma para formarse en las obras grecolatinas y estudiar las
obras de Rafael, el cual influyó notablemente en sus obras.
Trabajará para las familias Carraci y Borgia consolidándose
como gran pintor barroco.
En 1614 se le encomienda la obra para el altar que preside
la capilla del Santo en la Iglesia de Santa Maria in Vallicella (Roma).
Influido por las disposiciones del Concilio de Trento, elabora una obra sencilla omitiendo cualquier hecho que distraiga al espectador de lo esencial. Así vemos en disposición diagonal de izquierda a derecha a los personajes principales, en dos planos distintos para diferenciarlos y remarcar la parte terrena y espiritual de la composición. El Santo en éxtasis mira hacia el cielo y así conecta con el plano celestial.
La escena nos presenta al Santo en ese momento y la Virgen con él; abajo a la izquierda unos lirios blancos nos indican la presencia de la pureza de María.
El rostro de San Felipe muy realista en su composición y su indumentaria focalizan la composición y le dan protagonismo; mientras la figura de la Virgen y su cara están mas difuminadas.
Influido por las disposiciones del Concilio de Trento, elabora una obra sencilla omitiendo cualquier hecho que distraiga al espectador de lo esencial. Así vemos en disposición diagonal de izquierda a derecha a los personajes principales, en dos planos distintos para diferenciarlos y remarcar la parte terrena y espiritual de la composición. El Santo en éxtasis mira hacia el cielo y así conecta con el plano celestial.
La escena nos presenta al Santo en ese momento y la Virgen con él; abajo a la izquierda unos lirios blancos nos indican la presencia de la pureza de María.
El rostro de San Felipe muy realista en su composición y su indumentaria focalizan la composición y le dan protagonismo; mientras la figura de la Virgen y su cara están mas difuminadas.
El color rojo de la casulla que es utilizado en Pentecostés,
evoca uno de los episodios más conocidos de San Felipe: estando en vísperas de
esa festividad, en las catacumbas de San Sebastián; al implorar los dones del
Espíritu Santo, sintió que por la boca le penetraba una llama de fuego
inflamándole (1544).
El niño Jesús que está en brazos de Maria, bendice al Santo
y parece así aprobar la Constitución del Oratorio de San Felipe por el papa
Gregorio XIII en 1575, cuyas tres reglas
serán: la oración, la predicación y distribución de los sacramentos.
San Felipe será considerado “El apóstol” de Roma, por la
labor reenvangelizadora que mantuvo con
los más jóvenes y asistiendo a enfermos y ancianos.
A partir de 1551, había
comenzado a fomentar encuentros ((estos fueron conocidos como “oratorios”); donde se rezaba y se leían textos de la
Biblia, y que terminaban una visita al Santísimo .
La iglesia primera de Santa Maria in Vaciella, fue
transformada por la necesidad del gran numero de fieles en la conocida
actualmente como Chiesa Nuova, donde se venera el cuerpo incorrupto del Santo.
Este cuadro fue patrón para muchas de sus representaciones
en otras obras menores y fue ampliamente representado con motivo de
beatificación del Santo en 1615 y su canonización en 1622.
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