El sombrero




Pues lo que digo del sombrero, lo digo de la cabeza... y del corazón. cuando escogí estado, cuando seguí la vocación, cuando me aferré a mis ideas, a mi fe y a mis amores cristianos... no estaba de moda, no, la religión, la fe, ni el cristianismo. Ahora parece que entre la gente más de más aristocrático pensamiento soplan aires místicos, o que así llaman; yo algo he leído de eso, y no todo me olió a farsa, aunque sí mucho. Bien venidos sean esos nuevos cristianos, si vienen solos, es decir , si no vienen con el diablo de la hipocresía o de la vanidad. Me temo, sin embargo, que esa ola favorable pasará, que la barca, que ustedes saben, seguirá luchando con las tempestades del mundo.... Como quiera que sea, yo siempre tendré sabido que para Dios no hay evoluciones ni progresos; su gloria es eterna ... et nunc et semper. Perseguidos o respetados, nosotros siempre somos los mismos.

El sombrero. Cuento.
Leopoldo Alas (Clarín).

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