Hoy no es un día para mirar al ayer, sino para mirar al mañana.
Sólo se vive mirando hacia adelante. Caminar mirando hacia atrás es tropezar
con los estorbos del camino.
Hoy no es un día para llorar los días pasados, sino para
sembrar las semillas de los días que tienes por delante. No lamentes. No
llores. Las lágrimas no solucionarán las cosas y además manchan los ojos y no
dejan ver claro.
Hoy no es un día para llorar el pasado, sino para ponerle
sonrisas a los días que vienen.
Hoy no es un día, tal vez, para segar y recoger, pero sí
puede ser un día para sembrar, abonar, regar y luego esperar. La siega es fruto
de la espera.
Hoy no es un día como los demás. De ti dependerá que sea un
día diferente. De ti depende que sea el día más feliz de todos cuantos has vivido. Vive de tal manera el día
de hoy, que nunca lo puedas olvidar.
Hoy no es un día para indecisiones. Es el día en el que tú
puedes decidir la suerte de todos los demás días de tu vida, e incluso, de la
vida de los demás.
Hoy no es un día para incertidumbre. Es el día de tus
certezas y seguridades, pues es el único día cierto que tienes en tus manos
para ser lo que tú quisieras ser y lo que Dios espera que seas.
Hoy es el único día seguro que tienes para vivir.
Antonio
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