Imagen de Santa Teresa y Gregorio Fernandez




Esta imagen de Santa Teresa se encuentra en la Iglesia de la Santa en Avila, a la izquierda del altar, en el lugar donde estuvo su casa, en una pequeña capilla que antecede a una habitación, ahora rehabilitada donde una inscripción nos recuerda el momento de su nacimiento, el 28 de marzo de 1515. Es de gran devoción por parte de los abulenses.

La imagen que procesiona cada 15 de octubre, festividad de La Santa, en Ávila se ubica durante el resto del año en la capilla, en el convento de carmelitas descalzos construido sobre la casa natal de La Santa.  La imagen barroca, atribuida a Gregorio Fernández y a su escuela, y datada en 1634, pertenece a un grupo escultórico denominado “Aparición de Cristo flagelado a Santa Teresa de Jesús”. El Cristo flagelado también está en la iglesia del convento carmelita. Fue realizado en 1634. 

La temática de este conjunto escultórico está muy relacionado con la devoción teresiana a la imagen de Cristo flagelado, que se repite en otras obras pictóricas. De hecho, Santa Teresa mandó construir una ermita dedicada Cristo atado a la columna en su primera fundación, el convento de San José de Ávila. Allí solía retirarse muchas veces a rezar.

En mayo de 2014 concluyeron las obras de restauración acometidas en toda la capilla y que también afectaron a esta bella imagen, que presentaba leves rozaduras. Las obras, financiadas al 50 por ciento por los carmelitas y por la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León,.

Gregorio Fernández nació en 1576 en Sarria (Lugo) y falleció en 1636 en Valladolid. Es el máximo exponente del barroco castellano y su obra se caracteriza por su gran expresividad y hondura en la escultura religiosa. Pasó buena parte de su vida en Valladolid, donde se trasladó en 1605. Reyes, nobles, órdenes monásticas y cofradías requirieron sus servicios artísticos. Su prolífica obra se relaciona en buena parte con la imageniería de la Semana Santa castellana, especialmente vallisoletana. Sus influencias artísticas le llegan de grandes autores, como Juan de Juni y Alonso Berruguete, pero también del clasicismo de Pompeo Leoni y Juan de Arfe. La mayor parte de su obra está recogida en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid.

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