Aunque no merezco que me digas nada,
!háblame, Señor !,
y cante en mi alma como melodía
el eco caricia de tu ardiente voz.
Recorre esa tierra que vive en la sombra
sin la luna ni el sol,
y con una sola palabra de vida
llena mis raíces de resurrección.
Gloria la Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Amén
Julia Esteban Echevarría.
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