Un médico entró en el hospital deprisa después de haber sido
llamado… a una cirugía urgente. Él contestó a
la llamada lo antes posible, se cambió de ropa y se fue directamente al
bloque de la cirugía. Encontró al padre del niño ir y venir en la sala de
espera médico. Al verlo, el padre
gritó: “¿Por qué ha tardado tanto en venir? La vida de mi hijo está en peligro
¿Aún no lo sabe?¿No tiene usted sentido de la responsabilidad?”
El médico sonrió y dijo: “Lo siento, yo no estaba en el
hospital y me vine lo más rápido que pude después de recibir la llamada…Y
ahora, me gustaría que se calme para que
yo pueda hacer mi trabajo”
¿Qué me calme?¿ Qué pasaría si fuese su hijo el que estuviera en esta habitación
ahora mismo? ¿Estarías calmado?. Si su hijo se estuviera muriendo qué haría
usted?. Dijo el padre muy enojado.
El médico volvió a sonreír y contestó:”Vamos a hacer todo lo
posible, con la gracia de Dios”.
“Dar consejos cuando a uno no le afecta es tan fácil”.
Murmuró el padre.
La operación duró cerca de tres horas, al final el médico
salió feliz:
“¡Gracias a Dios! ¿Su hijo se ha salvado!”
“¡Gracias a Dios! ¿Su hijo se ha salvado!”
Y sin esperar la respuesta del padre, el doctor muy apurado
mira su relos y sale corriendo. Mientras se marchaba le dijo al padre” Si tiene
alguna pregunta, diríjase a la enfermera”.
¿Por qué es tan arrogante? ¿No podía esperar algunos minutos
más para preguntarle sobre el estado de mi hijo?”
La enfermera respondíó, con lágrimas en su rostro:”El hijo
del doctor murió ayer en un accidente de carretera, y el médico estaba en el
tanatorio cuando se le llamó para realizar la operación de su hijo. Ya le salvó
la vida a su hijo, Deje que se marche. Se va corriendo para terminar el
entierro de su hijo.
No juzgues a nadie.
Antonio
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