COMUNÍCATE DE VERDAD,


¡Cuánta importancia tienen en la vida la comunicación!, Hoy es necesario aprender a comunicarse. Dar a conocer lo que uno tiene.
Pero a menudo falla  la comunicación. A lo mejor las redes sociales nos han unido. Han hecho que las noticias lleguen más rápidas a todos, InterneT nos une en una red de comunicación. Parece que nos  sabemos comunicar muy bien. Colgamos millones de fotos y de videos en Youtube.
Contamos lo que hacemos y lo que no hacemos. Saben nuestros gustos y aficiones. Mandamos millones de whatsapp contando en qué estamos. Nuestros movimientos pueden ser seguidos por todos. Estamos localizados siempre. Nuestra vida privada se hace pública. Como si todos tuvieran derecho a saber todo lo que hacemos. Nosotros mismos damos a conocer lo que vivimos sin pudor, como queriendo así estar comunicados con todo el mundo. Pero luego tenemos problemas en nuestras relaciones personales. No sabemos establecer amistades profundas, vínculos  duraderos.
¡Cuánta soledad  hay en el hombre1. Nos cuesta mucho contar a los demás lo que vivimos en el corazón. Estamos en muchas partes a la vez, pero no estamos en ninguna de verdad.
Los medios de comunicación nos sacan de nuestras raíces. El móvil, el ordenador, las personas que tratan de conectarse con nosotros, las noticias que nos permiten vivir la  actualidad en el segundo. Contamos nuestra vida a los ausentes. Pero ignoramos  a los más cercanos. La comunicación personal nos falla. Contamos lo que hacemos, pero nos cuesta mucho decir quiénes somos de verdad en lo más hondo, nuestra identidad verdadera.
Usamos distintos lenguajes para comunicar la vida y el amor. El amor ha de expresarse. En nuestro idioma, como sabemos. Pero es necesario que el otro lo entienda. La familia es el lugar donde aprendemos a comunicarnos. Familias rotas forman almas rotas. Donde la comunicación ha fallado y falla de forma continua es difícil aprender el arte de la comunicación.
Nos falta fe, Nos cuesta creer que es posible  sanar las heridas. No creemos en la curación de los vínculos rotos. Nos falta  fe en el poder sanador de Jesús en nuestra vida. Él puede curar nuestras rupturas, atar las almas desunidas. Es posible si tenemos fe y nos ponemos en camino, salir de nosotros mismos. Vencer los miedos al rechazo, al juicio, a la condena.
Sí, nos falta mucha fe. Nos falta valor para salir de nosotros mismos. Para eso tenemos que sanar antes en Dios. Dejar que su poder nos cambie. Ponerme en camino para poder surcar el mar que me separa del que aparentemente está cerca. Antes de que sea tarde.
Si no hay comunicación verdadera en nuestra vida, si no hay palabras, gestos, silencio, caricias, el amor se enfría. Necesitamos salir de nosotros mismos  acercarnos  a los demás con respeto y paciencia. Dando y recibiendo.


Antonio

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