SANTA TERESA Y SU POESÍA ” PARA VOS NACÍ, QUÉ MANDÁIS HACER DE MÍ”



Esta poesía nos traslada a la delicadeza del alma de Teresa, y si quisiéramos encontrar una sola palabra que  la definiera sería la de “abandono” en manos de Dios. Se ve ante él como “vil criado”, pero no porque se desprecie a sí misma, sino porque es tan grande lo que tiene en frente, que solo sentirse así le puede hacer algo de justicia, aunque paradójicamente esa “vil criada” es capaz de adorarle, alabarle, es capaz de decirle que es suya, que se siente perdonada, llamada, esperada, cuidada por Él, que todo lo que vive es suyo y ya sea bueno o malo, solo por ser de Él, lo acoge.
La poesía describe este “siempre” para el que Teresa hizo un recorrido que tuvo como punto de partida descubrir a un Dios que antes de todo le amaba, le esperaba, le perdonaba y la virtud de ella fue dejarse querer. Teresa se enamoró del Amor de Dios hacia ella. El resultado no es solo una mujer felizmente enamorada, sino, además, libre, llena del Espíritu de Dios que le impulsa y acompaña en empresas que de otro modo no se pueden entender. ¿Cómo de grande tuvo que ser ese Amor que experimentó para enamorarse de esa manera?
Esta apuesta de Amor con mayúscula nos puede servir hoy. Creo que sí. Teresa fue una mujer felizmente enamorada. El mismo Dios que amó, esperó, perdonó a Teresa nos está amando, esperando y perdonando hoy. Si hacemos la pregunta: “¿cuál es el objetivo en la vida?, la  de “ser feliz” seguro que será la respuesta más escuchada. Pues bien, en lo que acabo de decir la “felicidad” es el centro y además, es gratis totalmente.
Que nosotros encontremos en las palabras de  Teresa, nacidas de la Palabra, nacidas de la experiencia, una manera de hacer camino para ser peregrinos de una Iglesia viva.

Antonio

Comentarios