INTRODUCCIÓN:
El camino de la Cruz es el camino de la vida. La Cruz es el
misterio de la salvación. Siguiendo a Cristo, recorremos el itinerario del
dolor que culmina en alegría, de la crucifixión que prepara la Resurrección, de
la muerte que se transforma en vida. Hagamos este Vía Crucis en comunión con la
Iglesia, en la cual se renueva perennemente el martirio de su Maestro y Esposo.
La Palabra de Dios, la voz de Santa Teresa de Jesús, madre de los Espirituales,
la suplica de la Liturgia nos ayudan a vivir la gracia del misterio de la
Pasión.
PRIMERA ESTACIÓN.
JESÚS, ES CONDENADO A MUERTE.
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
1 LECTOR. Palabra de Dios.
“Estaba como manso cordero que, sin saberlo, era llevado a
degollar, pues habían tramado contra mí una conjura diciendo: Destruyamos el
árbol con vigor y extirpémosle de la tierra de los vivos y no se hará más
memoria de su nombre (Jer 11,19).
Pilato, queriendo dar satisfacción a la plebe, le soltó a
Barrabás, y a Jesús después de haberle azotado, lo entregó para que lo
crucificasen. (Mc 15,15).
2 LECTOR. Santa Teresa.
“Estáse ardiendo el mundo. Quieren tornar a sentenciar a
Cristo, pues le levantan mil testimonios y quieren poner a su Iglesia por el
suelo. ¡Oh Padre eterno! Mirad que no son de olvidar tantos azotes e injurias
¿Siempre que tornamos a pecar lo ha de pagar este amantísimo Cordero? No lo permitáis Señor. Os lo suplico por quien Vos sois:
habed lástima de tantas almas como se pierden y favorecen vuestra Iglesia. No
permitáis ya más daños en la cristiandad” (Camino, 1 y 3)
3 LECTOR. Oremos:
Seño Jesucristo, que fuiste conducido al suplicio de la cruz
para la redención del mundo, por tu bondad perdona nuestras culpas pasadas y
presérvanos de las futuras. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén. Padrenuestro.
SEGUNDA ESTACIÓN.
JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS.
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
1 LECTOR. Palabra de Dios.
“Pero fue Él, ciertamente, quien soportó nuestros
sufrimientos y cargó con nuestros dolores, mientras que nosotros le tuvimos por
castigado, herido por Dios y abatido. Fue traspasado por nuestras iniquidades y
molido por nuestros pecados. El castigo de nuestra paz fue sobre Él y en sus llagas hemos sido curados. (Is
53,4-5).
“Tomaron, pues, a Jesús, que, llevando su cruz, salió al
sitio llamado Calvario, que en hebreo se dice Gólgota” (Jn 19,17)
2 LECTOR. Santa Teresa.
“A los que Dios mucho quiere, lleva por camino de trabajos, y
mientras más los ama, mayores. El precio de los trabajos es el amor de Dios.
Por tan precioso precio, ¿quién no los amara?”(Camino, 18,1).
3 LECTOR. Oremos:
Escucha, Señor, nuestras súplicas, y concédenos la gracia de
imitar la pasión de tu Hijo, para sobrellevar con serena firmeza nuestra cruz
cotidiana. Por Cristo Nuestro Señor. Amén. Padrenuestro.
TERCERA ESTACIÓN. JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ.
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
1 LECTOR. Palabra de Dios.
“He dado mis espaldas a los que me herían, y mis mejillas a
los que mesaban mi barba. Y no escondí mi rostro ante las injurias y los
salivazos. (Is 50, 6).
“En verdad, en verdad
os digo que, si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, quedará
solo; pero si muere, dará mucho fruto (Jn 12, 24).
2 LECTOR. Santa Teresa.
“Es muy buen amigo Cristo, porque le miramos hombre y vémosle
con flaquezas y trabajos, y es compañía. Es muy fácil hallarle cabe sí. Siempre que pensemos en Cristo, es bien nos
acordemos del amor con que nos hizo tantas mercedes, y cuán grande nos le
mostró Dios en darnos tal prenda del que nos tiene: que amor saca amor. (Vida 22, 10-14).
3 LECTOR. Oremos:
Padre misericordioso,
que redimiste al mundo con la pasión de tu Hijo, haz que tu Iglesia, se
ofrezca a ti como sacrificio vivo y
santo., y experimente siempre la plenitud de
tu amor. Por Cristo Nuestro Señor. Amén, Padrenuestro.
CUARTA ESTACIÓN.
JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE.
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
1 LECTOR. Palabra de Dios.
“Y ahora dice Yahvé, el que desde el seno materno me formó
para siervo suyo, para devolverle a Jacob, para congregarle a Israel, pues soy
honrado a los ojos de Yahvé y mi Dios es mi fuerza: Ligera cosa es para mí que
seas mi siervo, para restablecer las tribus de Jacob y reconducir a los
salvados de Israel. Yo te he puesto para luz de las gentes, para llevar mi
salvación hasta los confines de la tierra” (Is 49,5-6).
“Simeón los bendijo y dijo a María su madre: Éste está puesto
para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción,
y a ti misma una espada atravesará el
alma, a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos
corazones”(Lc 2, 34,35)
2 LECTOR. Santa Teresa.
“Es larga la vida, y hay en ella muchos trabajos, y hemos
menester mirar a nuestro dechado, Cristo, cómo lo pasó. Es muy buena compañía
el buen Jesús para no apartarnos de ella, y su sacratísima Madre, y Él gusta
mucho de que nos dolamos de sus penas
(Moradas 6, 7,13).
3 LECTOR Oremos:
Jesús Salvador del mundo, que muriendo, has destruido la
muerte y, resucitando nos has devuelto la vida, por intercesión de tu Madre,
consoladora de los afligidos, consuélanos en tu divina consolación, para que,
confortados por Ti, infundamos la alegría
a los que sufren el dolor. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos. Amén. Padrenuestro.
QUINTA ESTACIÓN. EL
CIRINEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ.
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
1. LECTOR Palabra de
Dios.
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,
tome su crus y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero
quien pierda su vida por mi y por el Evangelio, la salvará”(Mc 8, 34,35).
“Cuando le llevaban, echaron mano de un tal Simón de Cirene,
que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús”
(Mc 23,26).
2 LECTOR. Santa Teresa
“Juntas andemos, Señor: por donde fuereis tengo de ir.
Tomemos, hermanos, su cruz. No hagáis caso de lo que dijeren. Tropezando, y aun
cayendo como Él, no os apartéis de la cruz ni la dejéis. Ya se sabe: quien
quiera gozar el Crucificado, ha de pasar cruz” (Camino 26, 27; Carta S. 2333,
7).
3 LECTOR. Oremos:
Dios Todopoderoso, mira
a la Humanidad extenuada por su debilidad mortal, y haz que recobre la
vida por la Pasión de tu único Hijo, que vive y reina por los siglos de los
siglos. Amén. Padrenuestro.
SEXTA ESTACIÓN. LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS.
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
1 LECTOR. Palabra de
Dios.
“No tenía apariencia ni presencia, te vimos y no tenía
aspecto que pudiésemos estimar. Despreciable y desecho de hombres, varón de
dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro
despreciable y no le tuvimos en cuenta” (Is 53, 2-3).
“El que le iba a entregar les había dado esta contraseña.
Aquel a quien yo le dé un beso, ése es; prendedlo y llevadlo con cautela. Nada
más llegar se acerca a Él y le dice: Rabí, y le besó”
2 LECTOR. Santa Teresa.
“Cuando piénsese en el Señor, o en su vida y Pasión,
acuérdate de su mansísimo y hermoso rostro, que es grandísimo consuelo. Será
como un recuerdo suave que cale en tu memoria. Podrá llegar a quedar tan
esculpida en tu mente esta imagen gloriosísima, que jamás se borre de ella
hasta que la veas adonde para sin fin la puedas gozar (Moradas 6, 9, 14-3)
3 LECTOR Oremos:
Mira, Padre. El rostro de tu Hijo Jesucristo, que se entregó
para la salvación de la Humanidad: y haz
que del Oriente a Occidente sea glorificado su nombre entre los pueblos, y en todas
las partes del mundo se ofrezca a Ti el único sacrificio perfecto. Por Cristo
Nuestro Señor. Amén. Padrenuestro.
SÉPTIMA ESTACIÓN
JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ.
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
1 LECTOR Palabra de
Dios.
“El ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por
nuestras culpas. Él soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus
cardenales hemos sido curados. Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno
marchó por su camino, y Yahvé descargó sobre él la culpa de todos nosotros. (Is
53,56)
Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y oraba
así:”Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz, pero no sea como yo
quiero, sino como quieras tú” (Mt 26,39).
2 LECTOR. Santa
Teresa.
“Tiene en tanto este Señor nuestro que le queramos y
procuremos su compañía que una vez y otra no nos deja de llamar para que nos
acerquemos a Él. Abrazaos con la cruz que Jesús llevó sobre sí, y entended que
ésta ha de ser vuestra empresa: el que más pudiera padecer que padezca más por
Él, y será mejor librado” (Moradas2, 1,2-7).
3 LECTOR. Oremos:
Dios omnipotente y eterno, que has dado a los hombres como
modelo a Cristo tu Hijo, nuestro Salvador, hecho hombre y humillado hasta la
muerte de cruz, haz que tengamos siempre presente la enseñanza de su Pasión
para participar en la gloria de su Resurrección. Él, que vive y reina por los
siglos de los siglos. Amén. Padrenuestro.
OCTAVA ESTACIÓN
JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN.
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
1 LECTOR. Palabra de
Dios.
“¿De qué se queja el hombre? ¡Que sea hombre contra sus
pecados! Examinemos nuestros caminos, escudriñémoslos, y convirtámonos a Yahvé.
(Lam3, 39-40).
“Le seguía una gran multitud de pueblo y mujeres que se
dolían y lamentaban por Él. Jesús, volviéndose a ellas dijo: Hijas de
Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y vuestros hijos (Lc
23, 27-28).
2 LECTOR Santa
Teresa.
“En la hora del dolor, mirad a Jesús camino del huerto o
atado a la columna, puesto en tanta soledad: el uno con el otro os podéis
consolar. O miradle cargado con la cruz.
Os mirara Él con unos ojos tan hermosos y piadosos, y
olvidará sus dolores por consolar los vuestros, sólo porque os vais con Él y
volváis la cabeza a mirarle” (Camino 26,5).
3 LECTOR. Oremos:
Perdona, Señor, nuestros pecados, y por tu misericordia rompe
las cadenas que nos tiene prisioneros a causa de nuestras culpas y guíanos a la
libertad que Cristo nos ha conquistado. Él que vive y reina por los siglos de
los siglos. Amén. Padrenuestro.
NOVENA ESTACIÓN. JESÚS CAE POR TERCERA VEZ.
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
1 LECTOR. Palabra de Dios.
“Vosotros todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si
hay dolor semejante al dolor que se me inflige, con el que Yahvé me ha herido
el día de su ardiente cólera (Lam 1, 12).
“Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados y yo os
aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mía, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso
para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera (Mt 11, 28-30).
2 LECTOR. Santa Teresa.
“En la vida, todos llevan sus cruces, aunque diferentes; que
por este camino que fue Cristo han de ir los que le siguen, si no se quieren
perder; y ¡bienaventuradas cruces, que aun acá en la vida tan sobradamente se
pagan!” (Vida 11, 5)
3 LECTOR Oremos:
Oh Dios, que das fortaleza a los débiles y perseverancia a
los creyentes, concédenos la comunión de fe y amor con tu Hijo muerto y resucitado, para compartir la
alegría plena de tu reino. Por Cristo, Nuestro Señor. Amén. Padrenuestro.
DÉCIMA ESTACIÓN JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS.
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
1 LECTOR. Palabra de
Dios.
“¿Por qué está de rojo tu vestido y tu ropaje como el de un
lagarero? El lagar he pisado yo solo; de mi pueblo no hubo nadie conmigo. Lo
pisé con ira, lo patee con furia y salpicó su zumo mis vestidos y toda mi
vestimenta he manchado” (Is. 23.34).
“Jesús decía: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.
Se repartieron sus vestidos echando a suertes” (Lc 23, 34).
2 LECTOR. Santa
Teresa.
“Quiere el Señor que en la vida no falte el sufrimiento para
probar a sus amadores y saber si podrán beber el cáliz y ayudarle a llevar la cruz. Padecer quiero,
Señor, pues Vos padecisteis. Cúmplase en mí de todas maneras vuestra voluntad”
(Vida 11,11-12).
3 LECTOR. Oremos:
Que tu misericordia, Señor, nos libre del peso de la antigua
esclavitud del pecado, revistiéndonos de la novedad de tu vida. Por Cristo
Nuestro Señor. Amén. Padrenuestro.
UNDÉCIMA ESTACIÓN
JESÚS ES CRUCIFICADO.
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
1 LECTOR Palabra de Dios.
“Fue oprimido, y Él se humilló y no abrió la boca, como un
cordero al degüello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan
está muda, tampoco Él abrió la boca. Tras arresto y juicio fue arrebatado, y de
su causa ¿Quién se preocupa? Fue arrancado de la tierra de los vivos, por
nuestras rebeldías fue entregado a la muerte” (Is 53, 7-8).
“Era la hora tercia cuando le crucificaron. Con Él
crucificaron a dos salteadores, uno a su
derecha y otro a su izquierda. Y los que pasaban por allí le insultaban,
meneando la cabeza y diciendo. ¡Eh, tú!, que destruyes el santuario y lo
levantas en tres días ¡sálvate a ti
mismo bajando de la cruz!” (Mc 15,25-27,29-30).
2 LECTOR.
Santa Teresa.
Después que se puso en cruz. El Salvador.
En la cruz está la gloria
Y el honor
Y en el padecer dolor.
Vida y consuelo
Y el camino más seguro
Para el cielo. (poesía: La cruz)
3 LECTOR Oremos:
Señor Jesucristo, que extendiste por la salvación de todos
los hombres los brazos en la cruz, acoge el ofrecimiento de nuestras acciones y
haz, que toda nuestra vida sea signo y
testimonio de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén. Padrenuestro.
DUODÉCIMA ESTACIÓN
JESÚS MUERE EN LA CRUZ.
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
1 LECTOR. Palabra de Dios.
“Llegada la hora de sexta, la oscuridad cayó sobre toda la
tierra hasta la hora de nona. A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz:”Eloí,
Eloí, ¿lama sabactani?, que quiere decir:¿Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has
abandonado?” Pero Jesús lanzando un fuerte grito expiró. (Mc 15,33-34,37).
2 LECTOR. Santa
Teresa.
“Poned los ojos en el Crucificado, y todo se os hará poco. Si
el Señor nos mostró el amor con tan espantables obras y tormentos. ¿Cómo
queréis contentarle con sólo palabras? Adonde hay amor, es imposible estarse
sin trabajar. (Moradas 7, 4, 8-9).
3 LECTOR. Oremos:
Padre misericordioso, que has querido que tu Hijo sufriera
por nosotros el suplicio de la cruz para librarnos del poder del enemigo.
Concédenos llegar a la gloria de la Resurrección. Por Cristo Nuestro Señor.
Amén. Padrenuestro.
DECIMOTERCERA
ESTACIÓN. JESÚS ES
BAJADO DE LA CRUZ Y PUESTO EN LOS BRAZOS DE SU MADRE.
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
1 LECTOR. Palabra de
Dios.
“Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus
vestidos con los que hicieron cuatro lotes, uno para cada soldado, y la túnica.
La túnica era sin costura, de una pieza, tejida de arriba abajo. Fueron, pues, los soldados y quebraron
las piernas del primero y del otro crucificado con Él. Pero al llegar a Jesús,
como le hallaron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los
soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y
agua. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo, aunque en secreto
por miedo a los judíos, pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo.
Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron el cuerpo. (Jn
19,23.32-34,38).
2 LECTOR. Santa
Teresa.
“No puede Dios hacernos mayor favor que darnos vida que imite
a la que vivió su Hijo tan amado; y así procura Él fortalecer nuestra flaqueza
para poderle imitar en el mucho padecer. Los que más cercanos anduvieron a
Cristo nuestro Señor fueron los de mayores trabajos, miremos los que pasó su
gloriosa Madre” (Moradas 7,4,45).
3 LECTOR. Oremos:
Oh Dios, Tú has querido que al lado de tu Hijo, colgado de la
cruz, estuviese presente su Madre Dolorosa: haz que tu santa Iglesia, asociada
con ella a la Pasión de Cristo, participe de la gloria de su Resurrección. Él
que vive y reina por los siglos. Amén. Padrenuestro.
DECIMOCUARTA ESTACIÓN JESÚS ES SEPULTADO.
V. Te adoramos,
Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
1 LECTOR. Palabra
de Dios.
“Por las fatigas de su alma, verá luz, me saciará. Por sus
desdichas justificará mi Siervo a muchos y la culpa de ellos Él
soportará. Por eso, le daré su parte entre los grandes y con poderosos
repartirá despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y con los rebeldes
fue condenado, cuando Él llevó el pecado de muchos e intercedió por los rebeldes” (Is 53,11-129).
“Y José tomó el cuerpo, lo envolvió en un lienzo limpio y lo
puso en su sepulcro que había hecho excavar en la roca; luego, hizo rodar una gran piedra hasta la
entrada del sepulcro y se fue. Estaban allí María Magdalena y la otra María,
sentadas frente al sepulcro” (Mt 27,59-61).
2 LECTOR. Santa
Teresa.
“¡Oh Señor mío y bien mío!”¿Cómo queréis que se desee vida
tan miserable, si no es con la esperanza de perderla por Vos o gastarla muy de
veras en vuestro servicio? Vivir sin Vos, no es otra cosa que morir muchas
veces.
3 LECTOR. Oremos:
Concédenos Padre, unirnos en la fe a la muerte y sepultura de
tu Hijo para resucitar con Él a una vida nueva. Él, que vive y reina por los
siglos de los siglos .Amén. Padrenuestro.
TODOS. ORACIÓN FINAL.
Señor nuestro Jesucristo: acabamos de acompañarte en el
camino de la cruz.
Para todos nosotros, el camino de la cruz es la cruz en el
día a día.
Tú has salvado al mundo desde la cruz. Yo quiero ayudarte a
salvar al mundo.
Madre dolorosa. Ayúdanos a cumplir esta promesa que hacemos a
Jesús, tu hijo, después de rezar este vía crucis. Y que nunca nos abandone el
recuerdo de su pasión y muerte, prueba de su inmenso amor por nosotros. Amen
Antonio
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