VITAMINAS PARA EL ALMA



Estas son  algunas  de las que suelo tomar, hay muchas más. A lo largo de tu vida las irás descubriendo.
LAS BUENAS OBRAS
Estamos hechos para amar. Es algo que el tiempo nos hace olvidar, pero lo recordamos al ver el ejemplo de personas como la Madre Tersa de Calcuta y de tantos y tantos misioneros.
Haz buenas obras. Dios te ha dado mucho y es tiempo de compartir con los demás esas gracias, tus dones. A veces hacemos buenas obras, sin pensarlo, sin esperar nada a cambio, pero trascienden, van más allá de lo que podríamos pensar.
Tu ejemplo vale más de lo que piensas.
LA ORACIÓN.
Unos la llaman “la respiración del alma” Yo solía pensar que la oración era el lenguaje de Dios, la forma de comunicarnos con Él. Ahora pienso que es mucho más… Es permanecer en Su presencia amorosa. Cuando rezamos estamos ante su presencia. El nos ve y se complace.
En lo personal, además del Padre Nuestro, utilizo una oración muy sencilla: “Señor Jesús, ten piedad de mi que soy pecador”. Me trae mucha paz. Me ayuda a mantener su presencia, a sentir que caminamos juntos, que no estoy solo. También rezo mucho a la Virgen María.
LOS SACRAMENTOS.
 Son un tesoro, sobre todo la Eucaristía. Cuando veo una Misa donde van pocas personas suelo decirme: “Si las personas supieran…..
Importante la confesión, que paz, que tranquilidad, que Dios tan bueno y misericordioso ¡cuánto nos ama!
LIBROS ESPIRITUALES.
A mí por lo menos me va muy bien su lectura.
CONFIAR EN DIOS.
Sé que Dios tiene un plan para ti y para mí. No lo entiendo, muchas veces no lo comprendo, así que he decidido sencillamente “confiar”. Sé que al final será lo mejor para mí. Cuando confío, el buen Jesús se complace y ocurren cosas extraordinarias.
VISITAS CON FRECUENCIA A JESÚS EN EL SAGRARIO.
Conozco a muchas personas que me cuentan sus inquietudes, sus problemas y dificultades. Las escucho atentamente , llevo todo esto al Señor en el Sagrario y también se lo recomiendo a estas personas que lo hagan. Muchas de ellas sorprendidas me cuentan como el buen Jesús ha cambiado su vida.
REZO EL ROSARIO
Me da mucha paz y consuelo.
PERDONAR DE CORAZÓN.
 A menudo no podemos perdonar. No sabemos cómo.
En cierta ocasión cometieron una injusticia contra mí en el trabajo. Yo le decía a Jesús: “Quiero perdonar, pero no sé cómo. Si no me enseñas, jamás podré hacerlo”
En ese momento me pareció ver a Jesús clavado en la cruz, con el rostro golpeado, ensangrentado y el cuerpo desfigurado, sufriendo terribles dolores. En ese momento alzó la mirada al cielo y dijo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Dios  santo!, exclamé. “Esa es la respuesta”. Desde ese momento se me hizo muy sencillo perdonar,  olvidar, aunque me cuesta, y amar a esas personas que me hicieron daño.
LA VIDA ES MUY CORTA, NO LA DESPERDICIES.
Gástala en algo que valga la pena. Algo grande  “Dios”. Y tu vida será una gran aventura.

Antonio



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