Un matrimonio es como una receta de alta cocina: no deben
faltar los mejores ingredientes. Y estos son los que no deben faltar.
EL BUEN HUMOR.
Si bien es importante llevar una vida ordenada y con cierta
estructura, igualmente es primordial ser flexible ante las circunstancias
desfavorables que hacen parte de la naturalidad de la vida. Una sonrisa en
medio de un ambiente tenso, puede despejar la hostilidad y cambiar el rumbo de
una situación que seguramente no iba a desembocar en un buen final. El optimismo
y el buen humor en el matrimonio, son síntomas de madurez, e imaginación para
no tomarse a la tremenda lo que no tiene importancia.
LA CREATIVIDAD.
No es de extrañar que los quehaceres de la vida diaria
desplacen los espacios que los cónyuges están llamados a compartir juntos,
¡gran error! Por ello se convierte en una idea apremiante, el buscar
alternativas que rompan la monotonía e inviten a la re-conexión de la pareja.
LA COMUNICACIÓN.
La mayoría de las crisis matrimoniales tienen el mismo origen: falta de comunicación. No
hay nada que una buena plática pueda solucionar, el diálogo es una herramienta
básica de toda relación humana y en especial cuando se trata de la conyugal.
Los esposos han de adoptar la comunicación como su aliada, su
compañera y así llegar a conocer al cónyuge de manera tan profunda que dicho
conocimiento pueda evitar situaciones que causen disgustos. Una pareja que se comunica, es una pareja que se
reconoce, que identifica las fortalezas y debilidades del otro y sabe además
encontrar un apoyo en los momentos de dificultad. La comunicación genera lazos
de confianza e intimidad que fortalecen la relación. Un diálogo sincero,
sereno, amoroso y respetuoso hace más maravillas, incluso en ciertos casos,
puede ayudar más que cualquier terapia.
EL RESPETO.
Una relación de respeto, es una relación fiel, amorosa,
sincera. La actitud ”respeto” hacia lo que el cónyuge es, decide, hace y opina
es básica para que la relación de pareja
no sufra heridas que con los años si no
se cuidan pueden volverse en verdaderas llagas que jamás podrán cerrarse. El
respeto es la clave para una vida feliz y desde luego para un matrimonio feliz.
Las faltas de respeto resquebrajan el amor e impiden además
el desarrollo humano; desterrar estas negativas conductas, se convierten en una
de las búsquedas incesantes del matrimonio.
LA CONFIANZA.
Todo aquello que se basa en la confianza, tiene un éxito casi
seguro. El confiar en el cónyuge, es decir, confiar en su amor, en sus
capacidades, en sus promesas… es un acto que provee solidez en la relación.
Depositar en el otro la confianza, es un acto de amor, es más, el matrimonio en
sí mismo es una demostración, maravillosa de confianza, se entrega al otro lo
mejor de sí para formar uno solo.
No olvidemos estos ingredientes que se encuentran al alcance de los esposos para
servirles, ayudarlos y mantenerlos fortalecidos.
Antonio
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