La Huída a Egipto

Después de que Dios les avisara en un sueño que no debían volver con Herodes los Tres Reyes volvieron a su país por otro camino. Tras su partida, un ángel se apareció en sueños a José y le dijo que se levantara y se llevara al niño y a su madre con él. "Ve a Egipto y espera allí hasta que te avise, porque Herodes buscará al niño y lo matará". Así que la familia se dirigió por una ruta hacia el Valle del Nilo.

Durante los siglos, siguiendo el éxodo de Egipto bajo Moisés, los pueblos de Israel y Egipto habían establecido una relación pacífica. Finalmente un número cada vez mayor de judíos se había marchado a Egipto para establecerse, y la ciudad de Alejandría se convirtió en uno de los centros más respetados del aprendizaje del judaísmo.

No sabemos en qué lugar de Egipto se instaló la familia, pero José y María seguramente encontrarían un sitio seguro mientras esperaban el momento en que Herodes dejaría de ser una amenaza para su hijo. Los cristianos coptos de Egipto todavía adoran a un sicómoro gigante que hay en un jardín en las afueras de la antigua Heliópolis, a unos kilómetros del Cairo, donde tal vez vivieron.

Fuente: Jesús.  Priya Hemenway


Esta obra del pintor italiano Giotto, se encuentra en la Capilla de los Scrovegni de Padua, y fue pintada hacia 1303. Es un fresco  que representa a José, María y Jesús Niño huyendo de la persecución de Herodes. María, montada en un asno conducido por José, lleva al Niño sujeto por un pañuelo (fijaros en el cuello de la Virgen); va montada con su pierna izquierda cruzada para dar soporte al Niño, y así la vemos indicándose debajo del doble vestido que porta. Del grupo forman también parte una figura joven, con la cabeza coronada de hiedra (vestida de oscuro ), y con una cantimplora al cinto, junto a José. Detrás otros tres jóvenes que van hablando como si fuesen unos viajeros de una caravana.
Giotto al que podemos encuadrar como pintor del Trecento italiano, rompe con moldes medievales en la representación (adelanta modos del renacimiento); las figuras las podemos ver de espaldas o perfil (frente a las figuras frontales del medievo), y con un fondo montañoso árido y desértico (frente a los dorados medievales), con muy pocos árboles a los que pinta con detalle las hojas, y todo ello con perspectiva oblicua. Los personajes en primer término siguen el camino con sus pies indicando el movimiento. También es reseñable el trabajo de las vestimentas en sus pliegues, acentuando los mismos con el uso de sombras.
La Virgen, el Niño, José y el Ángel, aparecen nimbados para resaltarnos en la escena.

Manuel

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