El pasado viernes día 1, pudimos realizar la II Salida Senderista del grupo matrimonial.
Elegimos el recorrido de la llamada "Senda de las Trincheras" en la Jarosa, término de Guadarrama.
Con gran ánimo, comenzamos el camino, que nada más tomar nos presentaba una empinada cuesta, aunque no fue obstáculo para nosotros; luego la carretera por la que marchábamos se suavizó y pudimos tomar aliento.
Seguimos la citada vía, hasta encontrar un desvío señalizado que nos invitaba al camino, entre pinos, enebros y jaras, y subiendo lentamente, vimos restos de conduciones de agua antiguas con recubrimiento cerámico y abundantes piñas que Iris (perra labrador acompañante), tomaba y dejaba continuamente, a nuestros lanzamientos de juego para ella.
Seguimos la citada vía, hasta encontrar un desvío señalizado que nos invitaba al camino, entre pinos, enebros y jaras, y subiendo lentamente, vimos restos de conduciones de agua antiguas con recubrimiento cerámico y abundantes piñas que Iris (perra labrador acompañante), tomaba y dejaba continuamente, a nuestros lanzamientos de juego para ella.
La senda zigzagueaba y nos presentaba paisaje y ruidos de este rincón serrano madrileño para nuestro disfrute y deleite. LLegamos hasta una fuente, y a la derecha de ella, gracias al ojo avizor de Juan M, encontramos su continuación siguiendo las señales: en los pinos, punto rojo, raya blanca y verde, paralelas ambas nos indicaban el camino acertado; pues poco más adelante, vimos por primera vez, restos de trincheras y cúbiculos forrados de piedra y un pequeño bunker. Había en este lugar un cartel informativo completo que nos ilustró sobre el paraje que estabamos viendo.
Después de pequeño reposo y fotos de recuerdo seguimos caminando montaña arriba hasta donde decimos tomar el refrigerio que cada uno llevábamos. Sentados en unas peñas pudimos contemplar, bocadillo en mano: el pantano de la Jarosa, y al fondo a la izquierda nuestra el pantano de Valmayor y enfrente nuestro, la gran Cruz del Valle de los Caídos. Cielos despejados y algo de viento, nos acompañaron hasta el fin de este avituallamiento de mediodía.
Volvímos a nuestra senda, ya de vuelta, no sin antes visitar en otro desvío, un bunker, este mayor que el anterior, de otro de los puestos que se mantuvieron mirando a la vertiente del pueblo de Guadarrama, prácticamente durante toda la contienda de la Guerra Civil.
Nuevas fotos y, ahora sí, fuímos descendiendo lentamente por la pista hasta volver a la primera carretera en donde iniciamos la ruta. Y ya por último llegar hasta el aparcamiento al comienzo del pantano, donde habíamos dejado nuestro vehículo.
Vuelta para Pozuelo y terminamos esta agradable jornada matinal, con la toma de un vino en el bar de la localidad.
Grupo Senderista.
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